Venecia
Arribamos a Venecia un poco temprano, como a las 6.30 hs, y
nos tomamos el bus acuático para llegar hasta el hotel donde no alojaríamos.
Cerca de las 7.30 hs llegamos al lugar y tuvimos que esperar un rato porque
todavía la habitación no estaba disponible. Como el Tata estaba un poco cansado
porque no pudimos dormir bien durante el viaje desde Budapest a Venecia se
quedó en el hotel esperando. Yo no pude resistir la tentación de salir a mirar
la ciudad y por más que estaba muy cansada fui a dar una vuelta.
Comencé por el
“ponte Rialto” donde tenía una vista privilegiada sobre el Gran Canal. Como era
muy temprano no había casi nadie en la calle y mucho menos turistas. Era el
momento ideal para hacer fotos y disfrutar de las vistas sin tener que pelear
por un lugar con los demás visitantes. Además no había asiáticos por esas horas
y no tuve que soportar las diferentes poses, flashes y demás contorcionismos
que estos personajes hacen a la hora de tomar cientos y cientos de fotos. El
aire y los canales de Venecia renovaron mis ganas de seguir viajando y
conociendo. Mientras los gondoleros comenzaban a llegar y las barcas con
productos para los negocios de la zona empezaban a descargar yo fui regresando
al hotel.
Cuando llegué la mujer de la recepción nos informó que el
dueño se había equivocado al darnos la dirección de este albergue y que
debíamos ir al otro que estaba cruzando el puente Rialto. Otra vez cargamos con
nuestras mochilas y hacia allá fuimos. Ya eran casi las 9 cuando entramos al
segundo hotel y el dueño nos dijo que deberíamos esperar hasta las 11 para
poder entrar en nuestra habitación. Decidimos pasar el tiempo caminando por la
ciudad y tomando un desayuno ya que nuestros estómagos lo pedían a gritos.
Mientras recorríamos la ciudad nos dimos cuenta de lo caro que era comer y
hacer cualquier cosa en este lugar.
Pronto nos dimos cuenta que tal vez Venecia
no sería el lugar ideal para probar los manjares de la cocina italiana. También
descartamos la idea de dar un paseo en góndola al enterarnos lo irrisorio del
costo. Al parecer en Venecia te cobran hasta para respirar. En el hostal
tuvimos que pagar además un impuesto al turista de 2 Euros por noche pero afortunadamente
el dueño del lugar nos dijo que sólo pagáramos dos noches en lugar de las
cuatro que nos alojaríamos.
A las 11 en punto estábamos otra vez en el hotel ansiosos
por acostarnos a descansar y así sucedió. Nos levantamos como a las 15.00 hs
para seguir andando por la ciudad y disfrutarla también al atardecer.
Durante los días que siguieron recorrimos Venecia casi en su
totalidad ya que es un lugar bastante pequeño y fácil de conocer andando a pie.
Sus enredadas y pequeñas callecitas rodeadas de pintorescas casas de fachada
amarillenta y ventanas con persianas de un verde oscuro nos hacían perder y
sumergir en un mundo de encanto y romanticismo. Claro que encontramos cientos
de iglesias por donde quiera que caminábamos. Esta ciudad es un verdadero
laberinto de canales, canalcitos y canalotes de aguas turquesas. Cerca de 400
puentes cruzan a toda Venecia. Uno de los lugares más bellos de la zona es la
Plaza San Marco de dimensiones enormes y edificios más que bellos. La iglesia
de San Marco es la más bella que hayamos visto por dentro. Creo que a esta
altura hemos visto miles de iglesias en cientos de ciudades pero esta es sin
dudas la mejor. Los techos y hasta la mitad de las paredes están cubiertas de
pequeños cuadraditos de cerámica que van formando dibujos y escenas de la vida
religiosa en diferentes colores aunque el más predominante es el dorado. Me
alucinaba pensar en el tiempo que les habría llevado completar semejante obra.
Una de las cosas que más me llamó la atención fue la forma arabesca de las
ventanas de los diferentes edificios de Venecia. Una amiga italiana, Chiara, que
conocimos en la Amazonía Ecuatoriana nos comentó que estas formas en las
ventanas se debía a que cuando Venecia era una república y un lugar muy
importante por el comercio marítimo los comerciantes y productos de diferentes
lugares llegaban junto con influencias arquitectónicas de diferentes países.
Una noche salimos a cenar a uno delos lugares más baratos
que encontramos en la ciudad y era un local pequeñito donde un egipcio vendía
kebabs y otras comidas árabes. Después de conocer este vendedor de nuestra
procedencia argentina terminó regalándonos el postre y la noche siguiente uno
de los platos porque era fanático de dos de nuestros jugadores de fútbol, Messi
y Maradona.
Partimos de Venecia enamorados del lugar e ilusionados por
conocer Florencia.
Florencia
Llegamos en tren a Florencia y después de dar una pequeña
recorrida por la ciudad nos reencontramos con Simone, un amigo que conocimos en
Guatemala y que nos invitó a pasar por la casa de su familia para conocer
Florencia y la Toscana. Cuando lo vimos llegar a la terminal de trenes fue una
gran alegría poder reencontrarnos con él. Después de un gran abrazo nos subimos
a su auto que nos llevaría hasta la casa de sus padres en las montañas en la
zona de Toscana. El camino fue largo y finalmente llegamos a esta hermosa casa
en el medio de una montaña donde la vista era a la ni mas ni menos que la
ciudad de Florencia.
Simone nos recibió con un Fernet con Coca, nuestra bebida preferida,
y lo disfrutamos muchísimo! Después de cenar una exquisita lasagna que había
preparado su mamá y de conocer a la simpática mascota de la casa, un loro que
no paraba de tirar diferentes palabras en italiano, lo cual nos resultó muy
gracioso, nos fuimos a dormir.
Durante los días que estuvimos con Simone conocimos a casi
toda la familia: la hermana, el cuñado, el sobrino, el hermano, la mamá, el
papá, la novia y hasta los suegros! También pudimos recorrer casi toda la
ciudad con nuestro excelente guía. Italia no dejaba de sorprendernos a cada
paso y Florencia no era la excepción. Algunas de sus calles están perfumadas
por el olor a cuero de los diferentes puestos callejeros, las imponentes
fachadas de mármol de las iglesias en sus diversos estilos, la historia que
guardan un sin número de edificios antiguos y la maravillosa vista que los
diferentes puentes brindan del rio llevan a uno a querer quedarse para siempre
allí. El Duomo sin dudas es el edificio más bello e impactante de la ciudad y
pudimos subir hasta la cima del mismo para apreciar una magnífica imagen de la
resplandeciente Florencia.
Como buen italiano Simone nos llevaba unas dos veces por día
a tomar un ristreto en cualquier barcito que se presentara. Allí y apoyados en
la barra los italianos piden un café y en menos de dos segundos ya está servido
y así de rápido como lo sirven es como lo toman y se marchan otra vez a la
calle. Este ritual fue algo que disfruté muchísimo porque amo el café.
Pisa
Un día fuimos a Pisa a ver la torre inclinada. Junto con
Yara, la novia de Simone, y Simone salimos en auto para esta interesante
ciudad. Al llegar descubrimos el lugar donde se encuentra la torre (que es el campanario de la iglesia) rodeada por
varios edificios de importancia como un recinto para realizar los bautismos,
otro para los casamientos (la iglesia) y hasta un cementerio para completar toda la vida
cristiana. Aunque parezca algo estúpido cuando estuvimos en frente de la Torre
de Pisa nos parecía increíble estar tan cerca de un objeto que habíamos visto
en tantas fotos y programas de televisión. Generalmente mientras viajamos y
llegamos a lugares tan famosos como esta torre nos invade esta sensación de
asombro.
Ya estábamos cerca de Navidad y supimos que en la familia de
Simone no se festeja el 24 a la noche como acostumbramos a hacerlo en Argentina
y además Simone tendría esa noche una cena en la casa de la familia de Yara,
asi que tendríamos que buscar un lugar para cenar en la ciudad de Florencia.
Cerca del mediodía salimos los tres de la casa de la familia de nuestro amigo
hacia Florencia. Caminamos un poco por la ciudad y entramos a una iglesia que
antiguamente había sido un granero y por ser 24 de diciembre la entrada era gratuita. El
lugar era una preciosura arquitectónica y el último piso tenía un vista
privilegiada hacia el Duomo.
Por la tarde nosotros entramos al museo y ya que la espera
sería larga hasta la noche aprovechamos para recorrerlo. Las pinturas, estatuas
y bustos del lugar eran maravillosos pero lo que más me sorprendió fueron los
increíbles y coloridos dibujos del techo de los pasillos del lugar. Las escenas
de la vida cotidiana se repetían sin cesar en gran parte de ellos.
Cuando terminamos el recorrido decidimos sentarnos un rato
en las escalinatas del Duomo mientras decidíamos que hacer esa noche. A mi se me
pasaba por la cabeza una y otra vez la idea de poder transportarme hasta donde
estaba mi familia y poder brindar con ellos. Tal y como me di cuenta unos
minutos después al Tata le sucedía exactamente lo mismo. Ninguno de los dos
somos religiosos pero desde chicos acostumbramos a pasar estas fechas
en familia y al estar lejos de todo eso nos traía un poco de tristeza y
melancolía. Finalmente decidimos ir a tomar un café y fijarnos en internet si
por la página de viajeros de Couchsurfing alguien había organizado un evento
para esa noche y así no pasarla solos. Afortunadamente había varias reuniones y
eventos y decidimos ir a una cena en el departamento de una persona de
Florencia. Antes de llegar pasamos a comprar un vino y muy pronto estuvimos en
la puerta del lugar.
Al subir nos encontramos con gente de todos lados! Había
colombianos, rusos, franceses, italianos, tailandeses, japoneses y por supuesto
argentinos. Había muchísimo para comer y tomar y aunque todos hablábamos
diferentes idiomas no dejamos de conversar en toda la noche. El ambiente era de
alegría y aunque era un poco diferente a todas las navidades que hemos vivido
nos estábamos divirtiendo mucho. Como a las 23.30 hs llamó Simone que ya había
terminado la cena con la familia de Yara y a los pocos minutos ya estaba en la
puerta del departamento esperando a que bajáramos.
Caminamos por las calles de Florencia junto con Simone y
Yara esperando a que se hicieran las 12 de la noche para brindar hasta que la
hora llegó. Con una cerveza en la mano los cuatro brindamos en una plaza de la
ciudad y poco después emprendimos la vuelta para acostarnos a dormir.
Siena
Al día siguiente nos fuimos para Siena. Bajamos del tren y comenzamos a subir unas 10 diferentes escaleras mecánicas que nos llevaban hasta la salida de la estación en una de las calles principales de la ciudad.
Siena se encuentra amurallada y todas las calles que están
dentro de esta muralla son de piedra. Caminamos por una de estas calles y
nuestros estómagos empezaron a pedir
comida porque ya eran casi las dos de la tarde. Caminamos bastante hasta que
encontramos una pizzería y allí comimos. El Tata se pidió una pizza de jamón y
yo una que era mitad pizza y mitad calzoni, una originalidad deliciosa! La
vista de la pizzería era hacia el Duomo de Siena así que ni bien terminamos de
comer hacia allá fuimos.
Las calles serpenteantes y laberínticas son increíbles por
su hermosura y tranquilidad. Las casas y los edificios que las rodean son de
paredes altas y casi todos en los tonos de los amarillos y marrones con
pequeñas ventanas de verde oscuro. El Duomo o catedral del lugar era simplemente
despampanante con todo su estilo gótico y el mármol de diferentes colores que
se desplegaba por donde se mirara. Un poco más tarde fuimos hasta la plaza
principal del lugar. Un espacio amplísimos rodeado por edificios históricos de
todo tipo. En esta plaza se realiza una famosa carrera de caballos llamada
Palio que los lugareños se toman muy enserio.
Esa noche llegamos agotados a la casa de la familia de
Simone pero todavía nos quedaban fuerzas para compartir una exquisita cena con
todos los integrantes de esta hermosa familia. Y como buenos italianos nos
sirvieron un sin número de platos. El Antipasto o entrada, el primer plato, el
segundo, el postre, el infaltable café y un shot de bebida alcohólica para
bajar toda la comida.
Como si la cena de la noche anterior hubiera sido poco ese
mediodía teníamos un almuerzo familiar en la casa de los tíos de Simone para
festejar el 26 de Diciembre, el día de Santo Stéfano. Apenas nos levantamos nos
despedimos de Yara que se había quedado a dormir en la casa ya que el camino de
regreso a Florencia era largo y hacerlo durante la noche más aún. La abrazamos
con fuerza y nos alegró poder haber compartido muchos momentos con ella. Como
recuerdo Yara nos dejó un búho de tela que ella misma había hecho y el cual
guardamos en nuestras mochilas como amuleto de buena suerte.
En la mesa éramos 18 y obviamente volvimos a comer en
abundancia con todos los platos que la cocina italiana manda. Con todo esto en
la panza y después de haber compartido unas gratas horas en esta enorme mesa
nos preparamos para despedirnos de todos. Como siempre la despedida fue
emocionante porque es maravilloso conocer a personas que abren sus corazones y
las puertas de sus casas para compartir con dos absolutos desconocidos.
Simone nos llevó hasta la estación y después de un fuerte
abrazo y un “nos vemos en Australia”,
nuestro próximo hogar, se alejó para dejarnos esperando el tren que nos
llevaría hacia Roma.
Roma
Si Venecia y Florencia nos habían encantado Roma nos
encandiló con su deslumbrante historia y belleza aunque claramente no adoptaríamos a
esta ciudad para vivir porque la cantidad de personas que van y viene por la
ciudad es abrumadora y los turistas parecen adueñarse de los metros donde por
momentos parecen a punto de explotar.
Llegamos cerca de las 8 de la noche y muy amablemente
Francesca y su esposo, los dueños del departamento que alquilamos en la ciudad,
nos pasaron a buscar por una estación de subte evitándonos un largo viaje en
transporte público. Éramos los primeros que alquilábamos el departamento asi
que todo estaba a estrenar y esta pareja parecía ansiosa por mostrarnos el
lugar y se mostraron muy amables dándonos indicaciones de como recorrer la
ciudad y preguntándonos acerca de nuestro viaje que ya casi alcanzaba los 8
meses.
Cuando entramos al departamento no podía creer lo hermoso
que era! Si bien ya lo había visto en fotos en la página de internet, en vivo y
directo era mucho más lindo. Perfecto para poder pasar el año nuevo tranquilos
y disfrutar de nuestro hogar temporario. No era grande, sino más bien pequeño
pero con un ambiente muy romántico y decorado a la perfección.
Lamentablemente
no pudimos conversar mucho más con esta pareja durante los días en que nos
quedamos en Roma ya que ellos se tomarían unas mini vacaciones.
Al día siguiente en vez de comenzar con nuestra recorrida
por Roma tuvimos que dirigirnos hasta el Consulado Argentino para tramitar un
certificado de buena conducta para presentar ante Australia para poder obtener
finalmente nuestra visa de residentes en el país. Nos atendieron rápidamente
apenas entramos al edificio pero el oficial público se tomó sus dos horitas
para hacer firmar tres míseros papeles. Igualmente mantuvimos la calma y ni
bien terminamos enviamos todo por correo para que el papá del Tata terminara el
trámite en Argentina.
Ahora si ya éramos libres para investigar Roma! Ya sabíamos
que un muy amigo del Tata, el Pichi, estaba con su flamante esposa, Paula, de
luna de miel en el lugar; y, según habíamos visto en un mensaje que le dejaron
al Tata por mail, ese día estarían en la Fontana Di Trevi. El Tata me dijo que
los fuéramos a buscar ahí y yo le dije que sí pero que iba a ser difícil
encontrarlos porque tal vez ellos no estuvieran cuando llegáramos pero que igual probáramos. Llegamos a la fontana y
el Tata empezó a buscarlos con la mirada y a los dos segundos me dijo: “Ahí están…” y salió corriendo mientras
yo me quedé mirando el encuentro. Justo la Pau estaba por tirar una moneda a la
fontana y el Pichi estaba filmando el momento cuando el Tata se les acercó por
sorpresa y los abrazó con alegría. Ese día caminamos los cuatro bastante y
visitamos el famosísimo coliseo. Llegar a ese lugar donde ha pasado tanto hace
tantos años sin dudas te pone la piel de gallina. Ya oscurecía y después de
tomar una cervecita con nuestros amigos nos fuimos a descansar.
Al día siguiente no quedamos en nada concreto con el Pichi y
la Pau asi que salimos a recorrer un poco más esta majestuosa ciudad. Cuando
regresamos al departamento a la tardecita nos encontramos con un mensaje del
pichi por internet que decía que habían estado en el edificio donde nos
hospedábamos y que nos había llamado a nuestro teléfono celular pero nosotros
nunca recibimos el llamado. Por suerte nos contactamos con ellos y quedamos en
encontrarnos en el centro para cenar algo y despedirnos ya que partirían de
Roma al día siguiente. Cuando llegamos, y después de varias preguntas, nos
dimos cuenta que nuestro amigo nos estaba llamando a un teléfono de Argentina
que ya no tenemos y no al de Italia. Nos divertimos un poco burlándonos de él
antes de empezar nuestra búsqueda por un lugar donde cenar.
La noche fue hermosa y pudimos caminar por la ciudad deslumbrados por la belleza que las diferentes luces artificiales le brindaban a
los lugares, estatuas y monumentos. Llego la hora de la despedida
después de terminar un delicioso helado italiano y no nos quedó más remedio que
decir adiós aunque tuviéramos muchas ganas de seguir juntos.
Todo lo que visitamos en Roma estuvo plagado de un inmenso
sentimiento de admiración y emoción por estar pisando en el mismo lugar donde
millones de personas durante miles de años han pisado forjando gran parte de la
historia de la humanidad. El Coliseo, el Vaticano donde no pudimos dejar de
tentarnos por observar el show que este ofrecía cuando el Papa daba una misa,
las cientos de bellas plazas con sus correspondientes obeliscos egipcios, el
Foro Romano, La Fontana di Trevi, el Panteón que fue lo que más me impresionó
con sus gigantescos pilares que sostiene un inalcanzable techo abovedado con un
magnífico agujero en medio por donde pasa la luz del sol y las gotas de agua y
un interminable recuento de lugares y monumentos que se admiran en casi cada
rincón de esta espléndida ciudad.
Nápoles
Por un momento sentí que habíamos vuelto a Marruecos cuando
arribamos a esta caótica y sucia ciudad aunque bella e interesante como también lo son casi
todas las ciudades moras.
Alquilamos una habitación en una casa muy bonita dentro de
un antiguo edificio del lugar de paredes gruesas y techos altos en el centro de
Nápoles.
Durante esos 4 días tuvimos tiempo suficiente para recorrer
la ciudad. Sus angostas calles prácticamente sin veredas y adoquinadas son un
loquero de gente y motos que se abren paso entre la multitud. Los napolitanos
parecen ser aficionados a los pesebres con diferentes campeonatos y
competiciones y a diferentes artesanías con las cuales representan escenas y
personajes importantes de Italia. Y como no podía ser de otra manera
encontramos por todas partes representaciones en estatuas y pinturas de
Maradona quien fue importantísimo en la historia del fútbol napolitano
otorgándole muchos títulos al Club Napoli que antes de la llegada del ídolo y después de que
se fuera de la ciudad no obtuvieron nunca más. Hasta un altar o monumento
encontramos rindiendo homenaje a Maradona y por supuesto que no faltó la foto
en el lugar.
Como en todas las ciudades italianas que visitamos nos
sorprendimos por su arquitectura y monumentos históricos y sin dudas el puerto
de este lugar es el sitio más bello. En la costa se puede apreciar el mar y de
fondo al volcán Vesubio o una espectacular vista de las casas y edificios de
Nápoles desde un magnífico castillo metido en la costa. También visitamos un
mercado donde sus techos de forma abovedada dejan entrar la claridad del día o
admirar la luz de la luna y las estrellas a través de sus vidrios. Como no
podía ser de otra manera nos deleitamos todos los días que estuvimos en la
ciudad con la espectacular y original pizza napolitana.
Pompeya
Pompeya queda a media hora en tren de la ciudad de Nápoles y
allí se encuentran las ruinas de la civilización romana mejores conservadas que existen.
Estas ruinas son conformadas por una ciudad de importantes dimensiones que
parece haber quedado detenida en el tiempo. Los templos, teatros y el coliseo
imponen asombro ante los visitantes pero lo más impresionante es ver y recorrer
esta ciudad como si estuvieras viviendo hace casi 2000 años atrás. Las casas
están divididas por manzanas como en la actualidad y se puede entrar a algunas
de ellas donde todavía permanecen pinturas sobre las paredes, patios y
diferentes habitaciones. También se puede visitar uno de los prostíbulos más
famosos de Pompeya en donde se pueden observar las diferentes habitaciones con
sus respectivas camas y pinturas con imágenes y posturas sexuales. Las termas
que eran un lugar de encuentro para los ciudadanos están conservadas a la
maravilla, las pinturas en sus paredes y en los techos de extrema belleza y lo
más interesante del lugar era el sistema de calefacción del lugar por medio de
calderas que dejaban pasar el calor entre las paredes y pisos. Resulta que
entre los pisos y paredes del lugar había un espacio que dejaba circular el
calor calentando todo el ambiente donde las personas disfrutaban de sus baños
fríos y calientes. Todavía en algunos muros de casas que dan a la calle se ven
pinturas en negro y rojo de los diferentes candidatos que hacían propaganda por
las elecciones y en muchos otros se distinguen escrituras de los habitantes
insultando algún candidato o en los prostíbulos quejándose por enfermedades
contraídas.
En el año 79 D.C. se produjo la erupción del Vesubio y la
ciudad de Pompeya se cubrió de cenizas y lava provocando la muerte de muchos
habitantes, pero esto permitió que las ruinas de la ciudad se conservaran tan
bien. Es posible ver los cuerpos de personas que murieron durante la erupción y
que se conservaron a la perfección por las cenizas permitiendo visualizar los
pliegues de las ropas que vestían y hasta el gesto y la postura en que
murieron.
Caminando en estas ruinas y conociendo su historia y vida
cotidiana fue casi inevitable pensar en como la tecnología ha evolucionado y
nos ha proporcionado comodidades aunque viendo como vivimos hoy y como vivíamos
hace miles de años me doy cuenta de que seguimos siendo los mismos con las
mismas exactas necesidades y forma de vida. Es que creo que tecnológicamente
hemos crecido más que significativamente pero hemos olvidado de crecer
humanamente mejorando nuestra existencia más allá de un sistema que nos brinda
tecnología para hacer más confortable, aunque no mas placentera, nuestra vida
cotidiana.
Más fotos en www.facebook.com/tonatatatour
Seguramente han conocido a mucha gente buena en este viaje,como contás en relatos anteriores,gente que quedarán en sus memorias para siempre como los Tapia Mosquera , Zack y otros tantos que en este momento no recuerdo pero ustedes sí.
ResponderEliminarAhora en este paso por Italia me asombró Simone que se atrevió a invitarlos a su casa en donde conocieron a una familia maravillosa y por lo que cuentan la pasaron muy bien.
Espero que sigan conociendo a muchos Simone en el camino y la sigan pasando bien.
Muchos besos para los dos.