Holanda, aunque hubo pocas
flores…
Llegamos en otoño a este bello y
reconocidamente florido país para encontrarnos con muy pocas flores debido
justamente a la época en que arribábamos.
Haarlem
Llegamos en bus desde Bruselas
para hospedarnos en la casa de Niels, nuestro nuevo anfitrión, en la ciudad de
Harlem a media hora en tren de Amsterdam.
Harlem es una ciudad muy bonita y
todo es muy parecido a Amsterdam salvo que no tiene turistas y las calles son
mucho más tranquilas. El barrio donde vive Niels es bastante tranquilo y su
casa muy bonita. Nuestra habitación estaba en el ático y era muy espaciosa.
Niels es una persona sumamente enérgica y alegre al que le fascina toda la
cultura y música de Brasil, cosa que compartimos.
Amsterdam
El primer día en Holanda nos
tomamos el tren desde Haarlem a Amsterdam. El día estaba bastante soleado pero
no duro demasiado. Enseguida se nubló y se puso bastante frio. Fuimos a ver si
alquilábamos unas bicicletas para hacer el recorrido de la ciudad pero
decidimos que era mejor y más barato hacerlo caminando.
Empezamos la caminata y en la
plaza principal donde está el palacio vimos a un grupo de turistas con un guía
que recién empezaban un tour gratuito por algunos puntos importantes del lugar.
Decidimos sumarnos y escuchar que tenía para contarnos Amsterdam.
No sólo nos sorprendimos por la
belleza de los edificios, calles y una cantidad incontable de canales que
cruzan de norte a sur y de este a oeste la ciudad, si no también por las locas
historias que en ella se esconden. Apenas comenzamos la caminata pasamos por la
zona roja donde están las prostitutas pero como era aún de día no vimos
demasiado. Lo loco del lugar es que justo en medio de esta zona hay una gran iglesia
que demoró unos 300 años en construirse. La misma ya no funciona como tal pero
el guía nos comentó que las prostitutas del lugar y el sacerdote tenían un
negocio juntos; y este era que cuando
los marineros desembarcaban en busca de los servicios de las prostitutas, ellas,
luego de brindarles este servicio, los hacían sentirse culpables y les
comentaban que el cura podía darles un papel blanco con una palabra escrita
sobre el: “absolución”, por el cual deberían pagar algo.
En este tour también nos enteramos
que a los holandeses no les gusta mucho el tema de la prostitución y tampoco la
marihuana. Asi que todos los coffee shops que existen en la ciudad de Amsterdam
están hechos sólo para los turistas.
Caminando sobre los pequeños
puentes y calles y observando las estrechas fachadas de las casas cuyos techos
caen en dos aguas, descubrimos que muchas de ellas están inclinadas hacia un de
los costados o hacia adelante o atrás. Aprendimos que las casas que están
inclinadas hacia un costado es porque han ido cediendo al inestable terreno del
lugar ya que Amsterdam está construida sobre espacio que ha ganado al mar y es
por esto que se encuentra increíblemente bajo el nivel del mar. Las casas que están
inclinadas hacia adelante o atrás es porque fueron hechas así a propósito. Los
comerciantes que vivían del puerto debían ingresar toneladas de mercadería a
sus casas y por unas fachadas tan pequeñas y unas escaleras casi imposibles de
subir. Esto los llevó a ingeniar un sistema de poleas por el que subían la mercadería
desde un gancho en el extremo superior del techo pero descubrieron que mientras
iban subiendo el paquete este también iba golpeando toda la fachada de la casa.
Es así que se les ocurrió la ingeniosa idea de inclinar sus casas para generar
más distancia con el bulto y que este no toque la fachada.
En Holanda por muchos años fue
mayoría la religión protestante y quedó prohibida la práctica del catolicísismo.
Sólo seis familias podían seguir siendo cristianos pero debían practicarlo a
escondidas. Obviamente que estas familias podían seguir siendo católicas sólo
porque eran las familias más poderosas y ricas de Amsterdam. Es así que dentro
de varias casas se construyeron verdaderas iglesias católicas a las que se
puede visitar hoy en día.
Todas estas pequeñas y locas
historias me hicieron pensar en lo complejos, ambiguos y particulares que los
holandeses son. Aunque también hubo una historia que me sorprendió y me hizo
sentir lo respetuosos y tolerantes que son el pueblo holandés.
En 1941 cuando los nazis
dominaban a este país sucedió algo increíble. Los judíos dieron aviso a un
grupo de vecinos holandeses de Amsterdam para que los socorrieran ante la
agresión nazi. Ellos acudieron y el saldo del enfrentamiento fue de varios
heridos y muertos pero lo que más revuelo causó es que un comandante del
ejército nazi entró en coma y luego murió. Un día sábado, sumamente ofendidos
por la muerte del comandante se tomaron represalias, los nazis realizaron
cientos de deportaciones de judíos y al día siguiente trataron de volver a
hacerlo pero no pudieron. Resulta que los domingos existe una feria y por ese
entonces el que no trabajaba en la feria estaba allí para participar de ella.
Los camiones de los nazis llegaron al lugar para atrapar judíos, y los
holandeses al ver lo que estaba sucediendo decidieron subirse a estos camiones
para evitar que se llevaran a más gente. Al día siguiente, lunes, realizaron
una huelga del tranvía y todo el pueblo se juntó en la plaza mayor a apoyarse
unos con otros. Aunque el paro sólo duró un día, porque a la mañana siguiente
los nazis se encargaron de matar a todas las personas que se acercaran a la
plaza, creo que fue una excelente demostración de respeto y unidad y más
durante este período tan duro de la historia.
Este pequeño resumen de lo que
sucedió durante el asentamiento nazi me quedó gravado en la memoria por el gran
valor de este pueblo y aunque no pudimos entrar al Museo de Ana Frank, también
sentí emoción por estar cerca de lugares donde sucedieron tantas historias
transcendentales para la historia de la humanidad.
Pasando de página, la ciudad
tiene una mezcla singular entre lo moderno y antiguo por haber sido azotada por
guerras, incendios y pestes. Muchas casas tienen grandes ventanales abiertos a
la calle y por la noche, con la luz encendida en el interior de las mismas, uno
puede apreciar la vida cotidiana que sucede en cada una de ellas. Caminando
encontramos varios edificios de cientos de años atrapados entre modernas
construcciones. Pareciera como si esta vieja construcción pidiera a gritos un
poco de atención ya que la gente pasa
frente a ella sin reparar en su existencia.
También fuimos al Mercado de
Flores del lugar y la cantidad de especies que allí vimos nos dejó
boquiabiertos. Como es otoño y no es época de flores tratamos de llenarnos los
ojos con imágenes de ese mercado porque luego sería difícil de encontrar tantas
flores como allí vimos.
Molinos de viento en Zaanse
Schans
La vida nos sonrió cuando nos
levantamos una hermosa mañana soleada justa para ir a disfrutar de un día
recorriendo los molinos de viento.
Nos tomamos el tren y al bajar en
la estación caminamos unos 15 minutos hasta la zona de los molinos. El lugar es
casi de cuentos. Los canales anchos y angostos rodean las verdes llanuras donde
se yerguen estos típicos molinos de viento. Las casas de maderas pintadas color
verde oscuro y los pequeños puentecitos que van cruzando los diferentes
canales, junto con los patos, cisnes y gatos del lugar forman una increíble
postal de ensueños.
Entramos en un molino que tritura
especias mientras las grandes ruedas que molían la materia prima trabajaban sin
cesar. Luego nos dirigimos a una fábrica de quesos donde probamos la más
exquisita variedad de quesos que jamás haya visto. Allí también comimos un rico
sándwich para seguir el paseo con la panza llena. La fábrica de zapatos de
madera (zuecos) posee una gran variedad en formas, tamaños y colores de este
simpático calzado que adorna el pie de los holandeses rurales.
Después de nuestro paseo por los
molinos volvimos a Haarlem para descansar en la casa de Niels. Esa noche él nos
hizo una rica comida con postre y vino incluido a modo de despedida.
Al siguiente día salimos en tren
hacia la estación de buses para llegar a Alemania y como muchas veces nos
sucede varias personas se quedan mirándonos mientras nosotros caminamos con
nuestras enormes mochilas y algunas nos sonríen como si les provocáramos
ternura al vernos enfrentar el mundo con tan poca cosa como sólo dos mochilas
grandes. Otros se quedan estupefactos al ver la cantidad de países que hemos
recorrido por las banderitas que llevamos pegadas. Pero esta vez un chico no
sólo miró las banderas de nuestras mochilas si no que se nos acercó a
felicitarnos. Una sensación de tonto orgullo nos invade cuando estás cosas nos
suceden.
Se termina nuestra estadía en
Holanda y ya estamos casi con un pie en Alemania.
Alemania, caer para levantarse…
Alemania me sorprendió por su
gran capacidad de reponerse ante situaciones que devastaron por completo al
país. Las divisiones entre su pueblo y las dos guerras impactaron con gran
agudeza en este país, pero como algo inexplicable resurgieron de las mismas
cenizas para transformarse en unos de los países más importantes del mundo.
Bremen
Llegamos en bus cerca de la
estación de trenes y saliendo de ella comenzamos a buscar el correo donde nos
esperaría Lena, una amiga del Tata que estuvo unos meses en Argentina hace 10
años atrás, para llevarnos hasta su casa.
El departamento de Lena es super
grande y forma parte de una vieja casona de techos altos. Mientras tomábamos
una cerveza en la acogedora cocina ella nos contaba sobre su vida de profesora
en la secundaria y por los fines de semana una divertida soltera de 30 años.
Esa noche no nos acostamos muy tarde porque nosotros estábamos muy cansados por
el viaje y Lena también porque era viernes y había tenido una semana muy
complicada.
Por la mañana, después de un
desayuno muy sustancioso lleno de quesos, fiambre y pan, partimos hacia el
centro viejo de la ciudad. La neblina no nos dejaba ver que había en la vereda
de enfrente pero pienso que fue una experiencia diferente para ir descubriendo
un lugar. Las iglesias y edificios históricos junto con las casas en techos de
dos aguas y las calles de piedra y la suma de la espesa neblina le daban a la
ciudad un aspecto tenebroso e intrigante. Volvíamos con dirección a la casa de
Lena por el costado del río, aunque no lo podíamos ver. Nos detuvimos para
tomar una deliciosa media tarde en un barcito cerca de la casa de Lena donde
algunas amigas de ella la esperaban.
Esa noche nuestra anfitriona tenía una fiesta en le club de remo donde entrena y tuvimos que darle nuestra opinión sobre algunos vestidos que se midió. Aunque no era yo la que me estaba arreglando ni la que iría a la fiesta me ilusioné solo con verla! Aunque parezca trivial y hasta superficial extraño mi ropa, zapatos y carteras y la dulce y excitante sensación que vive una mujer cuando se está preparando para brillar. Nosotros vimos una película y después a dormir.
Esa noche nuestra anfitriona tenía una fiesta en le club de remo donde entrena y tuvimos que darle nuestra opinión sobre algunos vestidos que se midió. Aunque no era yo la que me estaba arreglando ni la que iría a la fiesta me ilusioné solo con verla! Aunque parezca trivial y hasta superficial extraño mi ropa, zapatos y carteras y la dulce y excitante sensación que vive una mujer cuando se está preparando para brillar. Nosotros vimos una película y después a dormir.
Por alguna razón al día siguiente
nos levantamos bastante tarde, casi junto con Lena, y sin muchas ganas de salir
a andar por la ciudad. Como Lena tenía un poco de resaca decidimos quedarnos
los tres todo el día en la casa. Esa noche a Lena se le ocurrió que al día
siguiente, lunes, podríamos acompañarla hasta la escuela donde trabaja y
participar de una de sus clases de inglés contando acerca de nuestro viaje por
el mundo y algunas cosas sobre Argentina. Aunque debíamos levantarnos a las 6
de la mañana porque la escuela quedaba en un pueblo alejado nos pareció muy
buena idea.
Con muchas ganas de seguir
durmiendo nos levantamos a las 6 de la mañana para llegar en el auto de Lena
hasta la escuela. Cuando llegamos nos encontramos con un establecimiento muy
nuevo con algunos cuadros y esculturas por los pasillos de la escuela y
sinceramente me llamó la atención que todo se mantuviera tan cuidado y que los
alumnos no hubieran dañado nada. La sala de profesores era muy luminosa y
grande, con una linda cocina y ambiente adecuado para poder estar muy cómodos
trabajando.
Durante la primera hora de clases
entramos al aula donde unos 20 adolescentes de entre 12 y 13 años esperaban a
su profesora. Se mostraron algo sorprendidos y tímidos cuando nos presentamos
pero enseguida se fueron soltando y comenzaron a hacernos preguntas acerca del
viaje y de Argentina. La experiencia con los chicos de esta escuela fue muy
enriquecedora porque pudimos comunicarnos y compartir nuestra experiencia con
gente de un idioma y edad diferente. Pienso que es algo increíble cuando uno
puede comunicarse con diferentes personas y hablar sobre sus vivencias y
sentimientos, sobre un sueño o proyecto que enriquece tu vida de una manera
sorprendente.
Como a las 10 de la mañana
salimos de la escuela a dar una pequeña recorrida por el pueblo mientras Lena
terminaba con su clase. El lugar tenía las típicas casas alemanas de techos en
dos aguas y con tejas rojas y paredes de ladrillo. El campo y las cosechas
estaban presentes en este pequeño pueblo de Alemania.
Hamburgo
Nos quedamos en la casa de Antonio,
un nuevo couchsurfer que ingresaba a nuestras vidas, quien nos pasaría a buscar
por la terminal de trenes de la ciudad. En el tren conocimos a un simpático
alemán que comenzó a hablar con nosotros y que nos acompañó hasta la salida
para ayudarnos a ubicarnos. No es la primera vez que nos sucede que una persona
de manera desinteresada y espontánea nos ayuda en alguna parte de nuestro viaje
y esto me hizo pensar que tal vez tenemos buena suerte o hay demasiada gente
buena en el mundo o quizás que cuando uno trata de hacer algo bueno atrae a las
personas buenas y todo parece funcionar a la perfección.
Durante el viaje en el auto de
Antonio hasta su casa pudimos ver a la ciudad de Hamburgo de noche y quedamos
maravillados con la hermosura de sus edificios, puentes, rías y estructuras de
las más diversas iluminadas a la perfección.
Antonio es el gerente de marca de
una importante empresa que comercializa pastas, quesos y salsas preparadas al
mejor estilo italiano asi que esa noche comimos unas ricas pastas porque además
Antonio, al igual que nosotros, es un fanático de ellas. Un poco más tarde
salimos a una reunión de Couchsurfing en la zona roja de Hamburgo. Antes de llegar
al bar Antonio nos hizo recorrer esta parte de la ciudad que está repleta de
cabarets, sexshops y prostitutas. En Alemania la prostitución es legal lo cual
me parece perfecto para que todo funcione más ordenado y controlado y de esa
manera se pueda disminuir el contagio de diversas enfermedades y por sobre todo
la esclavitud y la trata de personas que tan relacionadas están con la red de
prostitución. Caminando por el lugar vi varias prostitutas que llevaban puestas
camperas de diferentes y llamativos colores: rosa, rojo, celeste, lila, etc. En
Europa no es muy común ver gente vestida con colores, de hecho son bastante
sobrios en el vestir. Pero yo adoro los colores y es por eso que tengo una
llamativa campera rosa chicle que combinaba a la perfección con las demás
camperas de las chicas que trabajan en la calle! Al fin como en casa! Jajaja!
La reunión en el bar fue
divertida y hablamos con gente de diversos lugares. Un cubano fue el más
simpático de todos al que le encantaba hablar, fumar y tomar. Antonio también
nos cayó muy bien y descubrimos, con el correr de los días que estuvimos con
él, que era una persona muy amable, agradable y tranquila. Su padre es
boliviano así que algo de español entendía pero no hablaba demasiado así que
casi toda la comunicación era en inglés. Junto a su novia están preparando un
viaje de un año y medio por diferentes continentes y compartimos con el algo de
información útil.
Hamburgo como ciudad es fascinante
y bella. Sus puentes, canales, los imponentes edificios e iglesias te dejaban
encantado. Pero por sobretodo lo que más nos impactó de esta ciudad fue verla
de noche. Todo está planeadamente iluminado: los edificios históricos que dan
al agua, la zona roja con toda su energía, el gigantesco parque de diversiones y
los fabulosos e increíbles mercados de navidad. Para nosotros era muy diferente
vivir la época navideña con frío y tenía
su encanto. Estos mercados navideños estaban decorados con miles de luces de
colores y cientos de tienditas que vendían desde gorros hasta salchichas a la
parrilla. Lo más típico de estos mercados son las tiendas donde venden “Glüwein”
o vino caliente que sinceramente no me gustó pero debo reconocer que viene muy
bien para el frio.
Con Antonio también viven 2
personas más, una alemana y un chileno. Julia, la alemana, habla a la
perfección español y debo decir que durante el viaje nos ha impresionado la
cantidad de personas que hemos conocido que hablan el español. Gaspar, el
chileno, fue mas que atento con nosotros y hasta una noche nos cocinó un
exquisito pescado con verduras y arroz.
Berlín
No puedo decir que sea una ciudad
que me haya impactado por su hermosura pero si por la cantidad de historia y hechos históricos que en este lugar
sucedieron.
Berlín es una ciudad sobria, gris
y hasta triste. Los exageradamente grandes, cuadrados, simples y grises
edificios comunistas te hacen sentir atrapado e insignificante. Todo parece ser
amplio, alto y grande. Claro que hay algunas zonas de la ciudad en donde el
arte callejero de los grafitis parece darle algo de color, vida y creatividad
como un respiro de alivio.
Pienso que toda la estética de
este singular lugar se debe a todo el dolor y sufrimiento reiterado que este
pueblo ha vivido.
Nuestro hostel era uno de los más
baratos de Berlín y aunque la habitación estaba bastante bien el baño que
compartíamos con otra habitación dejaba mucho que desear. Era un edificio
bastante viejo de techos muy altos y ambientes amplios. No sabría decir con
precisión que tan viejo era por que no tuve oportunidad de preguntarle a ningún
empleado del lugar ya que en este hostel nunca había nadie. Pero en varias
paredes exteriores se notaban marcas de explosiones debido a los ataques de la
guerra, lo que fue una de las primeras cosas que me impactó en Berlín. Casi todos
lo que se hospedaban en el hostel eran de otros países y estaban buscando
trabajo en Alemania. La mayoría de ellos eran italianos a los que parece
haberles pegado muy duro la crisis europea.
El primer día en la ciudad la
pasamos recorriendo por diferentes puntos emblemáticos de Berlín: la Puerta de
Brandenburgo, el Reichstag, el Memorial al Holocausto, encima del Bunker de
Hitler, Check Ponit Charlie (es un punto de control de cuando existía el muro y
donde se encuentra la foto de un soldado estadounidense que estuvo presente la
noche en que todo el pueblo corrió hacia el muro para cruzarlo después de que
se anunciara su apertura y la foto de un soldado ruso justo en el punto opuesto
vigilando la zona que le correspondía), La isla de los Museos, la Torre de TV y
algunos más.
Caminando por la ciudad
inesperadamente nos encontramos con Niels quien nos había alojado en su casa en
Haarlem. Él iba en bicicleta con una amiga argentina y fue muy graciosos para
los tres volvernos a ver y en un país diferente.
El segundo día decidimos que
podía ser interesante hacer otro tour al campo de concentración de
Sachsenhausen y eso hicimos. Esa mañana amaneció nevando, nuestra primer nevada
dentro del viaje, y por supuesto que estaba muy frio. Fuimos en metro hasta el
lugar donde nos juntaríamos con el guía y las demás personas del tour. Éramos
bastantes y partimos en tren hacia el campo de concentración.
El frio que sentí al entrar al lugar fue extremo y de inmediato
me di cuenta que ese frio no solo era por la nieve que pintaba todo de un
blanco silencioso y extrañamente quieto si no por la energía que se respiraba
en el lugar. Nos detuvimos a observar la distribución del lugar que formaba un
triangulo desde la torre más alta, llamada Torre A, se podía observar todo el
perímetro del lugar sin dejar espacio alguno sin ser vigilado. Este tipo de
diseño se llamó “arquitectura del terror”. Más tarde se tuvieron que añadir más
barracas por la cantidad cada vez mayor de detenidos en el lugar y desde esta
torre ya no se podía observar todo el sitio asi que se añadieron algunas torres
de control más pero más pequeñas. También entramos a una de las barracas donde
las literas se agolpaban unas con otras y uno podía imaginarse fácilmente como
deben de haber sido las condiciones de vida en el lugar. Una prisión dentro de
otra prisión existía en este campo de concentración donde se dedicaban a
torturar sistemáticamente a personas que se creía que podían tener algún tipo
información importante. Pasar por entremedio de ese triste y gris pasillo y
observar a ambos lados una serie de celdas pequeñas con camitas viejas en donde
en algún momento había reposado algún detenido fue espeluznante. Durante el
recorrido tuve que aguantar varias veces para que mis lágrimas no desbordaran
porque sinceramente me daba un poco de vergüenza llorar frente a todos.
Caminábamos por la nieve y me imaginaba lo cruel que debe haber sido para los
que allí pasaron tener que formar durante varias horas en el patio sólo con el
liviano y fresco uniforme de preso que llevaban encima, mientras los soldados
hacían el recuento de detenidos. Muchos
de los detenidos no aguantaban y morían en el lugar de frio y por encontrarse
en un estado de desnutrición severo.
También estuvimos en los cimientos de lo que fue la cámara de gas y yo sentía que era suficiente y deseaba salir corriendo. Mantuve la calma y seguimos adelante. Entramos en la enfermería y formamos una ronda para escuchar al guía justo en el lugar donde realizaban terribles experimentos médicos. Los judíos, homosexuales, testigo de Jehová, discapacitados y también todos lo que estuvieran en contra del nazismo sufrían estos espantosos experimentos que consistían en probar cuanto calor o frio o alta presión podía soportar un humano. Todo esto le era útil a los nazis para obtener datos para mejorar su propio ejército. La última parte del recorrido consistía en bajar a una enorme fosa donde se depositaban a los cadáveres que murieron en el lugar pero ya no pude seguir y prefería quedarme donde estaba. El Tata bajó pero me dijo que había sido demasiado impresionante para él. Mientras mi corazón latía fuerte y empezaba a sentir que la presión se me bajaba la gente comenzó a juntarse y al fin dejamos el lugar.
También estuvimos en los cimientos de lo que fue la cámara de gas y yo sentía que era suficiente y deseaba salir corriendo. Mantuve la calma y seguimos adelante. Entramos en la enfermería y formamos una ronda para escuchar al guía justo en el lugar donde realizaban terribles experimentos médicos. Los judíos, homosexuales, testigo de Jehová, discapacitados y también todos lo que estuvieran en contra del nazismo sufrían estos espantosos experimentos que consistían en probar cuanto calor o frio o alta presión podía soportar un humano. Todo esto le era útil a los nazis para obtener datos para mejorar su propio ejército. La última parte del recorrido consistía en bajar a una enorme fosa donde se depositaban a los cadáveres que murieron en el lugar pero ya no pude seguir y prefería quedarme donde estaba. El Tata bajó pero me dijo que había sido demasiado impresionante para él. Mientras mi corazón latía fuerte y empezaba a sentir que la presión se me bajaba la gente comenzó a juntarse y al fin dejamos el lugar.
Terminado el paseo me pregunté
cuanta perversidad y maldad puede haber en los seres humanos, dormida esperando
salir. También me pregunté si realmente era posible que el pueblo alemán no
supiera nada de lo que estaba sucediendo. Pienso que en los 40 la rapidez en la
comunicación y la cantidad de información no era la misma de hoy, muchos no
tenían ni siquiera radio. Por otro lado la propaganda nazi estaba demasiado
bien implementada. Sin embargo es difícil creer que gente que vivía cerca de
los campos de concentración no supiera que las cenizas que llegaban hasta sus
casas de la incineración de los cadáveres
era precisamente eso. Los alemanes de esa época creían que encerrar a
una persona para “reeducarla” por tener diferentes creencias religiosas o
diferentes elecciones sexuales o sólo por ser discapacitado era correcto?
Muchas preguntas y muy pocas respuestas.
Como si todo lo que habíamos
visto en el campo de concentración hubiera sido poco también estuvimos en lo
que alguna vez fue el muro que dividió a Berlín entre Este (comunista) y Oeste
(aliado). Después de la segunda guerra mundial se dividieron a Alemania por un
lado entre Francia, EE. UU. e Inglaterra y por el otro Rusia. Las diferencias
políticas y sociales entre unos y otros terminó con la creación de este
espantoso muro que los dividió durante casi 28 años (1961 – 1989). Muchos de
los intentos por pasarse al lado “no comunista” terminaron en muerte y las
historias que uno puede ver y escuchar de como muchas personas intentaban
cruzar el muro son de las más variadas y locas.
Decidimos quedarnos un día más en
Berlín porque hay demasiadas cosas para ver pero nuestra última noche no la
pudimos pasar en el hostel donde nos hospedamos las noches anteriores porque a
un empleado del lugar se le ocurrió decirnos que el costo de esa noche era más
del doble de lo que habíamos pagado. Decidimos mudarnos a un hostel más caro
pero mucho mejor y que además tendría baño privado y con agua caliente que era
lo que más extrañábamos. Cuando llegamos al nuevo hostel fuimos a tomar una
ducha y nos dimos cuenta que la ventana del baño no tenía cortina asi que todo
el edificio del frente podría observarte mientras te bañabas o hacías tu
necesidades diarias. Ese no fue el único
inconveniente, es que cuando el Tata intentó bañarse todo el lugar se inundó y
tuvimos que pedir que nos cambien de habitación.
Para darle un poco más de color a
esta ciudad decidimos ir nuestro último
día a apreciar el arte callejero y los increíbles e innumerables grafitis que
existen en Berlín.
Quien es bueno y quien es malo…
otra vez esta idea resuena en mi cabeza y otra vez creo que nadie es bueno y
nadie es malo. Las dos energías viven en nosotros y juegan con nosotros. A
veces buenos, a veces malos.
Mas fotos en: www.facebook.com/tonatatatour
Mas fotos en: www.facebook.com/tonatatatour
Una vez más tengo que decirte que lo que contás es hermoso.
ResponderEliminarYo quisiera haber sido aquel niño que en Holanda se les acercó para felicitarlos.
También me hubiese gustado ser un alumno de esa escuela de niños alemanes y poder escuchar sus vivencias.
Como le dije una vez a Martín ,todo es muy lindo pero hay que tener mucho huevo para hacer semejante viaje.
Sigan adelante y disfruten cada momento,besos
Ojalá pudieran transportarse y entrar en los cuerpos de algunas de las personas con las cuales compartimos bueno momentos...
ResponderEliminarCreo que lo importante no es no tener miedo si no ser valiente y por más miedo que se sienta afrontarlo.
No sólo desde que empezó este viaje, si no todo el gran viaje que emprendimos juntos desde el momento que tomamos la decisión de acompañarnos en la vida tuvimos miedos e inseguridades pero sin dudas fuimos y seguimos siendo valientes.
Muchísimas gracias por seguirnos y estar siempre al pendiente.
Un beso!