viernes, 18 de enero de 2013

Grecia, maravillas y oscuridad...


Atenas

Llegamos en avión desde Roma hasta la ciudad de Atenas. Nos tomamos un bus que demoró una hora aproximadamente hasta el centro del lugar. En el colectivo conversamos con un italiano que daba clases de tae kwon do y sus dos alumnos que llegaban para asistir a una competencia.

Al bajar del micro cargamos nuestras mochilas y tomamos un metro que nos llevó cerca del hotel donde nos alojaríamos. Mientras caminábamos hacia el hotel nos dimos cuenta muy rápidamente que o esta no era la mejor zona de Atenas o a Grecia realmente le había pegado muy fuerte la última crisis europea. Por las noches tratábamos de no caminar muy lejos del hotel y siempre comimos en un barcito justo al frente del mismo. Se podían ver diversos personajes de los más extraños en esta zona y una noche cenando se apareció uno bastante aterrorizante. A través de la ventana una cara con ojos desorbitados trataba de preguntarnos la hora y el Tata haciendo señas trató de decírsela. Su cuerpo bamboleante entró por una de las puertas del bar y comenzó a balbucear en griego moviendo su boca lentamente con un poco de vómito sobre ella. La chica que atendía el lugar lo hizo callar y le dijo algo para que se fuera. Después de ver extrañas situaciones y personas decidimos llamar a nuestro lugarcito en Atenas “El Inframundo”.

Si bien descubrimos que Grecia está muy golpeada por la crisis económica  también disfrutamos de las maravillas que ella tiene para ofrecer.

Lo primero que hicimos la primer mañana en Atenas fue alquilar un auto para poder conocer las ciudades cercanas. También tuvimos que ir hasta el consulado de la India para tramitar nuestra visa y cuando estuvimos desocupados fuimos a conocer la Acrópolis y dentro de ella el famoso Partenón. Las ruinas son bellas y las vistas que se pueden apreciar desde los diferentes puntos del lugar son asombrosas. Descubrimos que con el mismo ticket para entrar a la Acrópolis se podía ir a 4 lugares más asi que ese día fuimos al templo de Zeus donde se irguen gigantescas columnas para honrar a este dios. Lamentablemente todas la ruinas arqueológicas y los museos cierran a las 14.30 hs asi que no pudimos ir a ningún lugar más  ese día.



Después de almorzar nos subimos al auto y nos fuimos hacia Pireas desde donde salen los ferries hacia las diferentes islas. Fuimos bordeando la costa y frenando en algunos lugares para tomar fotos del paisaje.


Corinto, Loutraki, Micenas y Nafplio

Al día siguiente, y por recomendación de un señor muy amable que estaba en la recepción del hotel, fuimos en auto a hacer un recorrido por algunas ciudades cercanas.

Nuestra primera parada fue en el Canal de Corinto por donde pasan los barcos desde el Golfo de Corinto hacia el mar Egeo o viceversa. Cuando uno se para en el puente que atraviesa al canal se pueden  ver sus aguas turquesas y las casi interminable paredes que se encuentran a sus dos costados.


Seguimos el camino hacia Loutraki, una pequeña ciudad costera muy cerca de Corinto. Allí subimos por una montaña y tuvimos una vista maravillosa de toda la ciudad y el mar a sus pies.

Otra vez en el auto nos dirigimos a Micenas donde se encuentran las ruinas de una ciudad griega que encontró su esplendor entre el 1600 y 1100 A.C. De hecho el período de la historia griega comprendido entre estos años lleva el nombre de Micénico en reconocimiento a la posición de liderazgo de Micenas.

Ya queda muy poco en pie y para entender la forma y dimensión de muchos edificios uno tiene que recurrir a su imaginación. Las piedras con las que han construido gran parte de la ciudad son gigantescas y se dice que fueron los cíclopes los que prestaron ayuda a Teseo para poder lograr colocar semejantes piezas (de ahí que este estilo arquitectónico se llame Ciclopeo). Mientras íbamos por la ruta antes de llegar a las ruinas el cielo se cerró completamente y las nubes se tornaron casi negras, pero cuando llegamos al lugar el cielo se pintó de celeste y el sol nos dejó apreciar desde lo más alto de las ruinas todo el exquisito paisaje que rodea al lugar.



Por un camino repleto de naranjos a ambos lados condujimos en dirección a Nafplio. El señor de la recepción nos había dicho que cuando llegáramos a esa ciudad debíamos visitar uno de los cerros donde hay un castillo porque las vistas eran increíbles. Primero subimos a una cerro que estaba un poco más bajo que el que albergaba al castillo y desde una de sus puntas nos quedamos casi sin aliento al ver la fascinante vista que se habría delante nuestro. Los cerros de piedra estaban bañados por verdes cactus de inmensas hojas jugosas, las celestes y azules aguas chocaban contra las piedras de la orillas y en la cima del cerro opuesto se levantaba un hermoso castillo de piedra que recorría casi todo el perfil de este cerro. También fuimos a conocer el castillo por dentro y las vistas que obtuvimos a esa altura de toda la ciudad fueron aún más interesantes. Por último bajamos a caminar por la orilla del mar por un camino de unos 3 metros de ancho donde a un lado crece una de las paredes del cerro y al otro se encuentra el mar sin dejar lugar alguno a más piedras o arena formando la playa. Fue asombroso caminar por ese camino que por momentos te lleva a pensar que estuvieras flotando encima de la inmensidad del mar. Sin lugar a dudas Nafplio fue para los dos uno de los lugares más bellos que hemos visto durante este viaje.





Volvimos por la noche muy cansados del viaje a descansar.

Cabo Sounión

Nos levantamos tempranito por tercer día consecutivo para ir hasta el Templo de Poseidón. Después del desayuno en el hotel nos subimos al auto y fuimos bordeando la costa de la ciudad para llegar hasta el Cabo Sounión. Paramos para ver una lago donde hay termas naturales a la orillas de un cerro donde hace años atrás después de un terremoto parte de una de las caras del cerro se desmoronó dando lugar a las termas. Lamentablemente no llevábamos traje de baño asi que no pudimos disfrutar dela agua. Regresamos al camino y otra vez el cielo comenzó a cerrarse comenzando la lluvia. Teníamos miedo de llegar al templo y que no se pudiera ver bien pero como por arte de magia cuando llegamos al lugar se despejó completamente y pudimos admirar esa hermoso templo hecho en honor a Poseidón, el dios del mar, en un cabo que muestra la inmensidad del mar en cualquier dirección que se mire.  Allí comimos un sándwich y disfrutamos del sol sentados en unas mesitas a la orilla de un acantilado mientras los pájaros del lugar nos atacaban para poder robarnos una migaja de pan.



Pegamos la vuelta a Atenas bordeando el mar hasta que llegamos por la tarde a descansar al hotel.

El último día en Atenas terminamos de recorrer las ruinas que nos quedaban por ver y ese día nos acostamos tempranos porque a la mañana siguiente saldríamos a las 7.30 hs en ferry hacia Mykonos.

Mykonos

Que decir de esta isla de ensueños. Sólo pasamos dos días en el lugar pero nos bastó para descubrir un lugar maravilloso. Sus callecitas de piedra con juntas pintadas de blanco, las encandilantes casas vestidas de blanco con sus puertas y ventanas de color celeste, los molinos que dan al mar y los más maravillosos atardeceres hicieron que no enamoráramos de ella.




Por suerte cuando llegamos a Mykonos era temporada baja por ser invierno, aunque el clima era súper templado, y no había casi turistas en la ciudad. El lugar era todo nuestro sin tener que pelear por ningún espacio para comer, sentarse a observar las vistas o tomar una foto. El ambiente era de tranquilidad y el sol brilló mientras hicimos varias caminatas por la isla. Las pequeñas iglesias de formas redondeadas abundan en Mykonos y es increíble la cantidad que uno va descubriendo a medida que camina entre sus callejuelas.



Una mañana tomando el desayuno en uno de las bancos que dan hacia el mar en el pequeño mercadito de pescados, vimos pasar a un enorme pelícano que se quedó tomando algo de sol muy cerca nuestro. ¡Jamás habíamos visto a un ave tan grande! Su plumaje es medio rosado con una cresta de plumas que cae hacia su nuca un gigantesco pico. Con sus grandes y gordas patas lo vimos cruzar una de las calles muy tranquilo mientras los pocos autos que pasaban frenaban dándole el paso a este esplendido animal.


En la isla también tuvimos tiempo de aprender algunas palabras básicas del griego con algunos lugareños dueños de mini mercados o restaurantes.

Nuestra estancia en la isla se termina y ya estamos listo para volver a cruzar el mar en ferry esperando conocer nuestro próximo destino.

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jueves, 10 de enero de 2013

Italia, entre pizzas e historia..


Venecia

Arribamos a Venecia un poco temprano, como a las 6.30 hs, y nos tomamos el bus acuático para llegar hasta el hotel donde no alojaríamos. Cerca de las 7.30 hs llegamos al lugar y tuvimos que esperar un rato porque todavía la habitación no estaba disponible. Como el Tata estaba un poco cansado porque no pudimos dormir bien durante el viaje desde Budapest a Venecia se quedó en el hotel esperando. Yo no pude resistir la tentación de salir a mirar la ciudad y por más que estaba muy cansada fui a dar una vuelta. 

Comencé por el “ponte Rialto” donde tenía una vista privilegiada sobre el Gran Canal. Como era muy temprano no había casi nadie en la calle y mucho menos turistas. Era el momento ideal para hacer fotos y disfrutar de las vistas sin tener que pelear por un lugar con los demás visitantes. Además no había asiáticos por esas horas y no tuve que soportar las diferentes poses, flashes y demás contorcionismos que estos personajes hacen a la hora de tomar cientos y cientos de fotos. El aire y los canales de Venecia renovaron mis ganas de seguir viajando y conociendo. Mientras los gondoleros comenzaban a llegar y las barcas con productos para los negocios de la zona empezaban a descargar yo fui regresando al hotel.


Cuando llegué la mujer de la recepción nos informó que el dueño se había equivocado al darnos la dirección de este albergue y que debíamos ir al otro que estaba cruzando el puente Rialto. Otra vez cargamos con nuestras mochilas y hacia allá fuimos. Ya eran casi las 9 cuando entramos al segundo hotel y el dueño nos dijo que deberíamos esperar hasta las 11 para poder entrar en nuestra habitación. Decidimos pasar el tiempo caminando por la ciudad y tomando un desayuno ya que nuestros estómagos lo pedían a gritos. Mientras recorríamos la ciudad nos dimos cuenta de lo caro que era comer y hacer cualquier cosa en este lugar. 


Pronto nos dimos cuenta que tal vez Venecia no sería el lugar ideal para probar los manjares de la cocina italiana. También descartamos la idea de dar un paseo en góndola al enterarnos lo irrisorio del costo. Al parecer en Venecia te cobran hasta para respirar. En el hostal tuvimos que pagar además un impuesto al turista de 2 Euros por noche pero afortunadamente el dueño del lugar nos dijo que sólo pagáramos dos noches en lugar de las cuatro que nos alojaríamos.


A las 11 en punto estábamos otra vez en el hotel ansiosos por acostarnos a descansar y así sucedió. Nos levantamos como a las 15.00 hs para seguir andando por la ciudad y disfrutarla también al atardecer.

Durante los días que siguieron recorrimos Venecia casi en su totalidad ya que es un lugar bastante pequeño y fácil de conocer andando a pie. Sus enredadas y pequeñas callecitas rodeadas de pintorescas casas de fachada amarillenta y ventanas con persianas de un verde oscuro nos hacían perder y sumergir en un mundo de encanto y romanticismo. Claro que encontramos cientos de iglesias por donde quiera que caminábamos. Esta ciudad es un verdadero laberinto de canales, canalcitos y canalotes de aguas turquesas. Cerca de 400 puentes cruzan a toda Venecia. Uno de los lugares más bellos de la zona es la Plaza San Marco de dimensiones enormes y edificios más que bellos. La iglesia de San Marco es la más bella que hayamos visto por dentro. Creo que a esta altura hemos visto miles de iglesias en cientos de ciudades pero esta es sin dudas la mejor. Los techos y hasta la mitad de las paredes están cubiertas de pequeños cuadraditos de cerámica que van formando dibujos y escenas de la vida religiosa en diferentes colores aunque el más predominante es el dorado. Me alucinaba pensar en el tiempo que les habría llevado completar semejante obra. Una de las cosas que más me llamó la atención fue la forma arabesca de las ventanas de los diferentes edificios de Venecia. Una amiga italiana, Chiara, que conocimos en la Amazonía Ecuatoriana nos comentó que estas formas en las ventanas se debía a que cuando Venecia era una república y un lugar muy importante por el comercio marítimo los comerciantes y productos de diferentes lugares llegaban junto con influencias arquitectónicas de diferentes países.







Una noche salimos a cenar a uno delos lugares más baratos que encontramos en la ciudad y era un local pequeñito donde un egipcio vendía kebabs y otras comidas árabes. Después de conocer este vendedor de nuestra procedencia argentina terminó regalándonos el postre y la noche siguiente uno de los platos porque era fanático de dos de nuestros jugadores de fútbol, Messi y Maradona.

Partimos de Venecia enamorados del lugar e ilusionados por conocer Florencia.

Florencia

Llegamos en tren a Florencia y después de dar una pequeña recorrida por la ciudad nos reencontramos con Simone, un amigo que conocimos en Guatemala y que nos invitó a pasar por la casa de su familia para conocer Florencia y la Toscana. Cuando lo vimos llegar a la terminal de trenes fue una gran alegría poder reencontrarnos con él. Después de un gran abrazo nos subimos a su auto que nos llevaría hasta la casa de sus padres en las montañas en la zona de Toscana. El camino fue largo y finalmente llegamos a esta hermosa casa en el medio de una montaña donde la vista era a la ni mas ni menos que la ciudad de Florencia.


Simone nos recibió con un Fernet con Coca, nuestra bebida preferida, y lo disfrutamos muchísimo! Después de cenar una exquisita lasagna que había preparado su mamá y de conocer a la simpática mascota de la casa, un loro que no paraba de tirar diferentes palabras en italiano, lo cual nos resultó muy gracioso, nos fuimos a dormir.

Durante los días que estuvimos con Simone conocimos a casi toda la familia: la hermana, el cuñado, el sobrino, el hermano, la mamá, el papá, la novia y hasta los suegros! También pudimos recorrer casi toda la ciudad con nuestro excelente guía. Italia no dejaba de sorprendernos a cada paso y Florencia no era la excepción. Algunas de sus calles están perfumadas por el olor a cuero de los diferentes puestos callejeros, las imponentes fachadas de mármol de las iglesias en sus diversos estilos, la historia que guardan un sin número de edificios antiguos y la maravillosa vista que los diferentes puentes brindan del rio llevan a uno a querer quedarse para siempre allí. El Duomo sin dudas es el edificio más bello e impactante de la ciudad y pudimos subir hasta la cima del mismo para apreciar una magnífica imagen de la resplandeciente Florencia.






Como buen italiano Simone nos llevaba unas dos veces por día a tomar un ristreto en cualquier barcito que se presentara. Allí y apoyados en la barra los italianos piden un café y en menos de dos segundos ya está servido y así de rápido como lo sirven es como lo toman y se marchan otra vez a la calle. Este ritual fue algo que disfruté muchísimo porque amo el café.


Pisa


Un día fuimos a Pisa a ver la torre inclinada. Junto con Yara, la novia de Simone, y Simone salimos en auto para esta interesante ciudad. Al llegar descubrimos el lugar donde se encuentra la torre (que es el campanario de la iglesia) rodeada por varios edificios de importancia como un recinto para realizar los bautismos, otro para los casamientos (la iglesia) y hasta un cementerio para completar toda la vida cristiana. Aunque parezca algo estúpido cuando estuvimos en frente de la Torre de Pisa nos parecía increíble estar tan cerca de un objeto que habíamos visto en tantas fotos y programas de televisión. Generalmente mientras viajamos y llegamos a lugares tan famosos como esta torre nos invade esta sensación de asombro.



Ya estábamos cerca de Navidad y supimos que en la familia de Simone no se festeja el 24 a la noche como acostumbramos a hacerlo en Argentina y además Simone tendría esa noche una cena en la casa de la familia de Yara, asi que tendríamos que buscar un lugar para cenar en la ciudad de Florencia. Cerca del mediodía salimos los tres de la casa de la familia de nuestro amigo hacia Florencia. Caminamos un poco por la ciudad y entramos a una iglesia que antiguamente había sido un granero y por ser 24 de diciembre la entrada era gratuita. El lugar era una preciosura arquitectónica y el último piso tenía un vista privilegiada hacia el Duomo.

Por la tarde nosotros entramos al museo y ya que la espera sería larga hasta la noche aprovechamos para recorrerlo. Las pinturas, estatuas y bustos del lugar eran maravillosos pero lo que más me sorprendió fueron los increíbles y coloridos dibujos del techo de los pasillos del lugar. Las escenas de la vida cotidiana se repetían sin cesar en gran parte de ellos.

Cuando terminamos el recorrido decidimos sentarnos un rato en las escalinatas del Duomo mientras decidíamos que hacer esa noche. A mi se me pasaba por la cabeza una y otra vez la idea de poder transportarme hasta donde estaba mi familia y poder brindar con ellos. Tal y como me di cuenta unos minutos después al Tata le sucedía exactamente lo mismo. Ninguno de los dos somos religiosos pero desde chicos acostumbramos a pasar estas fechas en familia y al estar lejos de todo eso nos traía un poco de tristeza y melancolía. Finalmente decidimos ir a tomar un café y fijarnos en internet si por la página de viajeros de Couchsurfing alguien había organizado un evento para esa noche y así no pasarla solos. Afortunadamente había varias reuniones y eventos y decidimos ir a una cena en el departamento de una persona de Florencia. Antes de llegar pasamos a comprar un vino y muy pronto estuvimos en la puerta del lugar.

Al subir nos encontramos con gente de todos lados! Había colombianos, rusos, franceses, italianos, tailandeses, japoneses y por supuesto argentinos. Había muchísimo para comer y tomar y aunque todos hablábamos diferentes idiomas no dejamos de conversar en toda la noche. El ambiente era de alegría y aunque era un poco diferente a todas las navidades que hemos vivido nos estábamos divirtiendo mucho. Como a las 23.30 hs llamó Simone que ya había terminado la cena con la familia de Yara y a los pocos minutos ya estaba en la puerta del departamento esperando a que bajáramos.


Caminamos por las calles de Florencia junto con Simone y Yara esperando a que se hicieran las 12 de la noche para brindar hasta que la hora llegó. Con una cerveza en la mano los cuatro brindamos en una plaza de la ciudad y poco después emprendimos la vuelta para acostarnos a dormir.

Siena

Al día siguiente nos fuimos para Siena. Bajamos del tren y comenzamos a subir unas 10 diferentes escaleras mecánicas que nos llevaban hasta la salida de la estación en una de las calles principales de la ciudad.

Siena se encuentra amurallada y todas las calles que están dentro de esta muralla son de piedra. Caminamos por una de estas calles y nuestros estómagos empezaron  a pedir comida porque ya eran casi las dos de la tarde. Caminamos bastante hasta que encontramos una pizzería y allí comimos. El Tata se pidió una pizza de jamón y yo una que era mitad pizza y mitad calzoni, una originalidad deliciosa! La vista de la pizzería era hacia el Duomo de Siena así que ni bien terminamos de comer hacia allá fuimos.

Las calles serpenteantes y laberínticas son increíbles por su hermosura y tranquilidad. Las casas y los edificios que las rodean son de paredes altas y casi todos en los tonos de los amarillos y marrones con pequeñas ventanas de verde oscuro. El Duomo o catedral del lugar era simplemente despampanante con todo su estilo gótico y el mármol de diferentes colores que se desplegaba por donde se mirara. Un poco más tarde fuimos hasta la plaza principal del lugar. Un espacio amplísimos rodeado por edificios históricos de todo tipo. En esta plaza se realiza una famosa carrera de caballos llamada Palio que los lugareños se toman muy enserio.





Esa noche llegamos agotados a la casa de la familia de Simone pero todavía nos quedaban fuerzas para compartir una exquisita cena con todos los integrantes de esta hermosa familia. Y como buenos italianos nos sirvieron un sin número de platos. El Antipasto o entrada, el primer plato, el segundo, el postre, el infaltable café y un shot de bebida alcohólica para bajar toda la comida.

Como si la cena de la noche anterior hubiera sido poco ese mediodía teníamos un almuerzo familiar en la casa de los tíos de Simone para festejar el 26 de Diciembre, el día de Santo Stéfano. Apenas nos levantamos nos despedimos de Yara que se había quedado a dormir en la casa ya que el camino de regreso a Florencia era largo y hacerlo durante la noche más aún. La abrazamos con fuerza y nos alegró poder haber compartido muchos momentos con ella. Como recuerdo Yara nos dejó un búho de tela que ella misma había hecho y el cual guardamos en nuestras mochilas como amuleto de buena suerte.

En la mesa éramos 18 y obviamente volvimos a comer en abundancia con todos los platos que la cocina italiana manda. Con todo esto en la panza y después de haber compartido unas gratas horas en esta enorme mesa nos preparamos para despedirnos de todos. Como siempre la despedida fue emocionante porque es maravilloso conocer a personas que abren sus corazones y las puertas de sus casas para compartir con dos absolutos desconocidos.

Simone nos llevó hasta la estación y después de un fuerte abrazo y un “nos vemos en Australia”, nuestro próximo hogar, se alejó para dejarnos esperando el tren que nos llevaría hacia Roma.

Roma

Si Venecia y Florencia nos habían encantado Roma nos encandiló con su deslumbrante historia y belleza aunque claramente no adoptaríamos a esta ciudad para vivir porque la cantidad de personas que van y viene por la ciudad es abrumadora y los turistas parecen adueñarse de los metros donde por momentos parecen a punto de explotar.

Llegamos cerca de las 8 de la noche y muy amablemente Francesca y su esposo, los dueños del departamento que alquilamos en la ciudad, nos pasaron a buscar por una estación de subte evitándonos un largo viaje en transporte público. Éramos los primeros que alquilábamos el departamento asi que todo estaba a estrenar y esta pareja parecía ansiosa por mostrarnos el lugar y se mostraron muy amables dándonos indicaciones de como recorrer la ciudad y preguntándonos acerca de nuestro viaje que ya casi alcanzaba los 8 meses.

Cuando entramos al departamento no podía creer lo hermoso que era! Si bien ya lo había visto en fotos en la página de internet, en vivo y directo era mucho más lindo. Perfecto para poder pasar el año nuevo tranquilos y disfrutar de nuestro hogar temporario. No era grande, sino más bien pequeño pero con un ambiente muy romántico y decorado a la perfección. 



Lamentablemente no pudimos conversar mucho más con esta pareja durante los días en que nos quedamos en Roma ya que ellos se tomarían unas mini vacaciones.


Al día siguiente en vez de comenzar con nuestra recorrida por Roma tuvimos que dirigirnos hasta el Consulado Argentino para tramitar un certificado de buena conducta para presentar ante Australia para poder obtener finalmente nuestra visa de residentes en el país. Nos atendieron rápidamente apenas entramos al edificio pero el oficial público se tomó sus dos horitas para hacer firmar tres míseros papeles. Igualmente mantuvimos la calma y ni bien terminamos enviamos todo por correo para que el papá del Tata terminara el trámite en Argentina.

Ahora si ya éramos libres para investigar Roma! Ya sabíamos que un muy amigo del Tata, el Pichi, estaba con su flamante esposa, Paula, de luna de miel en el lugar; y, según habíamos visto en un mensaje que le dejaron al Tata por mail, ese día estarían en la Fontana Di Trevi. El Tata me dijo que los fuéramos a buscar ahí y yo le dije que sí pero que iba a ser difícil encontrarlos porque tal vez ellos no estuvieran cuando llegáramos pero  que igual probáramos. Llegamos a la fontana y el Tata empezó a buscarlos con la mirada y a los dos segundos me dijo: “Ahí están…” y salió corriendo mientras yo me quedé mirando el encuentro. Justo la Pau estaba por tirar una moneda a la fontana y el Pichi estaba filmando el momento cuando el Tata se les acercó por sorpresa y los abrazó con alegría. Ese día caminamos los cuatro bastante y visitamos el famosísimo coliseo. Llegar a ese lugar donde ha pasado tanto hace tantos años sin dudas te pone la piel de gallina. Ya oscurecía y después de tomar una cervecita con nuestros amigos nos fuimos a descansar.



Al día siguiente no quedamos en nada concreto con el Pichi y la Pau asi que salimos a recorrer un poco más esta majestuosa ciudad. Cuando regresamos al departamento a la tardecita nos encontramos con un mensaje del pichi por internet que decía que habían estado en el edificio donde nos hospedábamos y que nos había llamado a nuestro teléfono celular pero nosotros nunca recibimos el llamado. Por suerte nos contactamos con ellos y quedamos en encontrarnos en el centro para cenar algo y despedirnos ya que partirían de Roma al día siguiente. Cuando llegamos, y después de varias preguntas, nos dimos cuenta que nuestro amigo nos estaba llamando a un teléfono de Argentina que ya no tenemos y no al de Italia. Nos divertimos un poco burlándonos de él antes de empezar nuestra búsqueda por un lugar donde cenar.

La noche fue hermosa y pudimos caminar por la ciudad deslumbrados por la belleza que las diferentes luces artificiales le brindaban a los lugares, estatuas y monumentos. Llego la hora de la despedida después de terminar un delicioso helado italiano y no nos quedó más remedio que decir adiós aunque tuviéramos muchas ganas de seguir juntos.




Todo lo que visitamos en Roma estuvo plagado de un inmenso sentimiento de admiración y emoción por estar pisando en el mismo lugar donde millones de personas durante miles de años han pisado forjando gran parte de la historia de la humanidad. El Coliseo, el Vaticano donde no pudimos dejar de tentarnos por observar el show que este ofrecía cuando el Papa daba una misa, las cientos de bellas plazas con sus correspondientes obeliscos egipcios, el Foro Romano, La Fontana di Trevi, el Panteón que fue lo que más me impresionó con sus gigantescos pilares que sostiene un inalcanzable techo abovedado con un magnífico agujero en medio por donde pasa la luz del sol y las gotas de agua y un interminable recuento de lugares y monumentos que se admiran en casi cada rincón de esta espléndida ciudad.





Nápoles

Por un momento sentí que habíamos vuelto a Marruecos cuando arribamos a esta caótica y sucia ciudad aunque bella e interesante como también lo son casi todas las ciudades moras.

Alquilamos una habitación en una casa muy bonita dentro de un antiguo edificio del lugar de paredes gruesas y techos altos en el centro de Nápoles.

Durante esos 4 días tuvimos tiempo suficiente para recorrer la ciudad. Sus angostas calles prácticamente sin veredas y adoquinadas son un loquero de gente y motos que se abren paso entre la multitud. Los napolitanos parecen ser aficionados a los pesebres con diferentes campeonatos y competiciones y a diferentes artesanías con las cuales representan escenas y personajes importantes de Italia. Y como no podía ser de otra manera encontramos por todas partes representaciones en estatuas y pinturas de Maradona quien fue importantísimo en la historia del fútbol napolitano otorgándole muchos títulos al Club Napoli que antes de la llegada del ídolo y después de que se fuera de la ciudad no obtuvieron nunca más. Hasta un altar o monumento encontramos rindiendo homenaje a Maradona y por supuesto que no faltó la foto en el lugar.





Como en todas las ciudades italianas que visitamos nos sorprendimos por su arquitectura y monumentos históricos y sin dudas el puerto de este lugar es el sitio más bello. En la costa se puede apreciar el mar y de fondo al volcán Vesubio o una espectacular vista de las casas y edificios de Nápoles desde un magnífico castillo metido en la costa. También visitamos un mercado donde sus techos de forma abovedada dejan entrar la claridad del día o admirar la luz de la luna y las estrellas a través de sus vidrios. Como no podía ser de otra manera nos deleitamos todos los días que estuvimos en la ciudad con la espectacular y original pizza napolitana.







Pompeya

Pompeya queda a media hora en tren de la ciudad de Nápoles y allí se encuentran las ruinas de la civilización romana mejores conservadas que existen. Estas ruinas son conformadas por una ciudad de importantes dimensiones que parece haber quedado detenida en el tiempo. Los templos, teatros y el coliseo imponen asombro ante los visitantes pero lo más impresionante es ver y recorrer esta ciudad como si estuvieras viviendo hace casi 2000 años atrás. Las casas están divididas por manzanas como en la actualidad y se puede entrar a algunas de ellas donde todavía permanecen pinturas sobre las paredes, patios y diferentes habitaciones. También se puede visitar uno de los prostíbulos más famosos de Pompeya en donde se pueden observar las diferentes habitaciones con sus respectivas camas y pinturas con imágenes y posturas sexuales. Las termas que eran un lugar de encuentro para los ciudadanos están conservadas a la maravilla, las pinturas en sus paredes y en los techos de extrema belleza y lo más interesante del lugar era el sistema de calefacción del lugar por medio de calderas que dejaban pasar el calor entre las paredes y pisos. Resulta que entre los pisos y paredes del lugar había un espacio que dejaba circular el calor calentando todo el ambiente donde las personas disfrutaban de sus baños fríos y calientes. Todavía en algunos muros de casas que dan a la calle se ven pinturas en negro y rojo de los diferentes candidatos que hacían propaganda por las elecciones y en muchos otros se distinguen escrituras de los habitantes insultando algún candidato o en los prostíbulos quejándose por enfermedades contraídas.





En el año 79 D.C. se produjo la erupción del Vesubio y la ciudad de Pompeya se cubrió de cenizas y lava provocando la muerte de muchos habitantes, pero esto permitió que las ruinas de la ciudad se conservaran tan bien. Es posible ver los cuerpos de personas que murieron durante la erupción y que se conservaron a la perfección por las cenizas permitiendo visualizar los pliegues de las ropas que vestían y hasta el gesto y la postura en que murieron.


Caminando en estas ruinas y conociendo su historia y vida cotidiana fue casi inevitable pensar en como la tecnología ha evolucionado y nos ha proporcionado comodidades aunque viendo como vivimos hoy y como vivíamos hace miles de años me doy cuenta de que seguimos siendo los mismos con las mismas exactas necesidades y forma de vida. Es que creo que tecnológicamente hemos crecido más que significativamente pero hemos olvidado de crecer humanamente mejorando nuestra existencia más allá de un sistema que nos brinda tecnología para hacer más confortable, aunque no mas placentera, nuestra vida cotidiana.


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