Atenas
Llegamos en avión desde Roma
hasta la ciudad de Atenas. Nos tomamos un bus que demoró una hora
aproximadamente hasta el centro del lugar. En el colectivo conversamos con un
italiano que daba clases de tae kwon do y sus dos alumnos que llegaban para
asistir a una competencia.
Al bajar del micro cargamos
nuestras mochilas y tomamos un metro que nos llevó cerca del hotel donde nos
alojaríamos. Mientras caminábamos hacia el hotel nos dimos cuenta muy
rápidamente que o esta no era la mejor zona de Atenas o a Grecia realmente le
había pegado muy fuerte la última crisis europea. Por las noches tratábamos de
no caminar muy lejos del hotel y siempre comimos en un barcito justo al frente
del mismo. Se podían ver diversos personajes de los más extraños en esta zona y
una noche cenando se apareció uno bastante aterrorizante. A través de la
ventana una cara con ojos desorbitados trataba de preguntarnos la hora y el
Tata haciendo señas trató de decírsela. Su cuerpo bamboleante entró por una de
las puertas del bar y comenzó a balbucear en griego moviendo su boca lentamente
con un poco de vómito sobre ella. La chica que atendía el lugar lo hizo callar
y le dijo algo para que se fuera. Después de ver extrañas situaciones y personas
decidimos llamar a nuestro lugarcito en Atenas “El Inframundo”.
Si bien descubrimos que Grecia
está muy golpeada por la crisis económica también disfrutamos de las maravillas que ella
tiene para ofrecer.
Lo primero que hicimos la primer
mañana en Atenas fue alquilar un auto para poder conocer las ciudades cercanas.
También tuvimos que ir hasta el consulado de la India para tramitar nuestra
visa y cuando estuvimos desocupados fuimos a conocer la Acrópolis y dentro de
ella el famoso Partenón. Las ruinas son bellas y las vistas que se pueden
apreciar desde los diferentes puntos del lugar son asombrosas. Descubrimos que
con el mismo ticket para entrar a la Acrópolis se podía ir a 4 lugares más asi
que ese día fuimos al templo de Zeus donde se irguen gigantescas columnas para
honrar a este dios. Lamentablemente todas la ruinas arqueológicas y los museos
cierran a las 14.30 hs asi que no pudimos ir a ningún lugar más ese día.
Después de almorzar nos subimos
al auto y nos fuimos hacia Pireas desde donde salen los ferries hacia las
diferentes islas. Fuimos bordeando la costa y frenando en algunos lugares para
tomar fotos del paisaje.
Corinto, Loutraki, Micenas y Nafplio
Al día siguiente, y por
recomendación de un señor muy amable que estaba en la recepción del hotel,
fuimos en auto a hacer un recorrido por algunas ciudades cercanas.
Nuestra primera parada fue en el
Canal de Corinto por donde pasan los barcos desde el Golfo de Corinto hacia el
mar Egeo o viceversa. Cuando uno se para en el puente que atraviesa al canal se
pueden ver sus aguas turquesas y las
casi interminable paredes que se encuentran a sus dos costados.
Seguimos el camino hacia Loutraki,
una pequeña ciudad costera muy cerca de Corinto. Allí subimos por una montaña y
tuvimos una vista maravillosa de toda la ciudad y el mar a sus pies.
Otra vez en el auto nos dirigimos
a Micenas donde se encuentran las ruinas de una ciudad griega que encontró su
esplendor entre el 1600 y 1100 A.C. De hecho el período de la historia griega
comprendido entre estos años lleva el nombre de Micénico en reconocimiento a la
posición de liderazgo de Micenas.
Ya queda muy poco en pie y para
entender la forma y dimensión de muchos edificios uno tiene que recurrir a su
imaginación. Las piedras con las que han construido gran parte de la ciudad son
gigantescas y se dice que fueron los cíclopes los que prestaron ayuda a Teseo para
poder lograr colocar semejantes piezas (de ahí que este estilo arquitectónico
se llame Ciclopeo). Mientras íbamos por la ruta antes de llegar a las ruinas el
cielo se cerró completamente y las nubes se tornaron casi negras, pero cuando
llegamos al lugar el cielo se pintó de celeste y el sol nos dejó apreciar desde
lo más alto de las ruinas todo el exquisito paisaje que rodea al lugar.
Por un camino repleto de naranjos
a ambos lados condujimos en dirección a Nafplio. El señor de la recepción nos
había dicho que cuando llegáramos a esa ciudad debíamos visitar uno de los
cerros donde hay un castillo porque las vistas eran increíbles. Primero subimos
a una cerro que estaba un poco más bajo que el que albergaba al castillo y
desde una de sus puntas nos quedamos casi sin aliento al ver la fascinante
vista que se habría delante nuestro. Los cerros de piedra estaban bañados por
verdes cactus de inmensas hojas jugosas, las celestes y azules aguas chocaban
contra las piedras de la orillas y en la cima del cerro opuesto se levantaba un
hermoso castillo de piedra que recorría casi todo el perfil de este cerro.
También fuimos a conocer el castillo por dentro y las vistas que obtuvimos a
esa altura de toda la ciudad fueron aún más interesantes. Por último bajamos a
caminar por la orilla del mar por un camino de unos 3 metros de ancho donde a
un lado crece una de las paredes del cerro y al otro se encuentra el mar sin
dejar lugar alguno a más piedras o arena formando la playa. Fue asombroso
caminar por ese camino que por momentos te lleva a pensar que estuvieras
flotando encima de la inmensidad del mar. Sin lugar a dudas Nafplio fue para
los dos uno de los lugares más bellos que hemos visto durante este viaje.
Volvimos por la noche muy
cansados del viaje a descansar.
Cabo Sounión
Nos levantamos tempranito por
tercer día consecutivo para ir hasta el Templo de Poseidón. Después del
desayuno en el hotel nos subimos al auto y fuimos bordeando la costa de la
ciudad para llegar hasta el Cabo Sounión. Paramos para ver una lago donde hay
termas naturales a la orillas de un cerro donde hace años atrás después de un
terremoto parte de una de las caras del cerro se desmoronó dando lugar a las
termas. Lamentablemente no llevábamos traje de baño asi que no pudimos
disfrutar dela agua. Regresamos al camino y otra vez el cielo comenzó a
cerrarse comenzando la lluvia. Teníamos miedo de llegar al templo y que no se
pudiera ver bien pero como por arte de magia cuando llegamos al lugar se
despejó completamente y pudimos admirar esa hermoso templo hecho en honor a
Poseidón, el dios del mar, en un cabo que muestra la inmensidad del mar en
cualquier dirección que se mire. Allí
comimos un sándwich y disfrutamos del sol sentados en unas mesitas a la orilla
de un acantilado mientras los pájaros del lugar nos atacaban para poder
robarnos una migaja de pan.
Pegamos la vuelta a Atenas
bordeando el mar hasta que llegamos por la tarde a descansar al hotel.
El último día en Atenas
terminamos de recorrer las ruinas que nos quedaban por ver y ese día nos
acostamos tempranos porque a la mañana siguiente saldríamos a las 7.30 hs en
ferry hacia Mykonos.
Mykonos
Que decir de esta isla de
ensueños. Sólo pasamos dos días en el lugar pero nos bastó para descubrir un
lugar maravilloso. Sus callecitas de piedra con juntas pintadas de blanco, las
encandilantes casas vestidas de blanco con sus puertas y ventanas de color
celeste, los molinos que dan al mar y los más maravillosos atardeceres hicieron
que no enamoráramos de ella.
Por suerte cuando llegamos a
Mykonos era temporada baja por ser invierno, aunque el clima era súper
templado, y no había casi turistas en la ciudad. El lugar era todo nuestro sin
tener que pelear por ningún espacio para comer, sentarse a observar las vistas
o tomar una foto. El ambiente era de tranquilidad y el sol brilló mientras
hicimos varias caminatas por la isla. Las pequeñas iglesias de formas
redondeadas abundan en Mykonos y es increíble la cantidad que uno va
descubriendo a medida que camina entre sus callejuelas.
Una mañana tomando el desayuno en
uno de las bancos que dan hacia el mar en el pequeño mercadito de pescados,
vimos pasar a un enorme pelícano que se quedó tomando algo de sol muy cerca
nuestro. ¡Jamás habíamos visto a un ave tan grande! Su plumaje es medio rosado
con una cresta de plumas que cae hacia su nuca un gigantesco pico. Con sus
grandes y gordas patas lo vimos cruzar una de las calles muy tranquilo mientras
los pocos autos que pasaban frenaban dándole el paso a este esplendido animal.
En la isla también tuvimos tiempo
de aprender algunas palabras básicas del griego con algunos lugareños dueños de
mini mercados o restaurantes.
Nuestra estancia en la isla se
termina y ya estamos listo para volver a cruzar el mar en ferry esperando
conocer nuestro próximo destino.
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Ceci es una hermosura lo que contas
ResponderEliminarTodo parece un cuento de hadas, es como estar viajando con ustedes,por supuesto sacando lo del inframudo que me dá bastante miedo.
Me imagino que el canal de Corinto debe ser ancho para que puedan pasar barcos.
Uno de los paisajes que más me gustó es el que tiene los colores de mi boquita querido.
Como veras esta vez te escribo yo.
Muchos besossss ,los amo TITA
Gracias por escribir!!! Cuando estemos por allá te llevo de regalo la foto con los colores de Boca!
ResponderEliminarUff!! las de anécdotas que van a tener para contarles a sus hijos!!! jaja besos Ceci! te quiero amiga! Coty
ResponderEliminarSiii!!! Miles amiga!!! Ya nos juntaremos y las compartiremos personalmente!!!
ResponderEliminarTe quiero más!