martes, 18 de diciembre de 2012

Eslovaquia y Hungría


Eslovaquia, el país inesperado…

Hacía tiempo una pareja de Eslovaquia que conocimos cuando fuimos al desierto de Merzouga, en Marruecos, nos había invitado a su ciudad, Kosica. Tuvimos que pensarlo bastante porque no podíamos estar mucho más en Europa porque no nos iba a alcanzar el tiempo para hacer todo los demás países antes de llegar a Australia, el fin de nuestro viaje. Como estaba haciendo demasiado frío y nuestros amigos se mostraron muy interesados en recibirnos decidimos no ir a Suiza y visitar Eslovaquia y Hungría.

Kosica

Llegamos a Kosica para la hora de la cena y Pavol y Miriam nos esperaban en su auto para llevarnos a cenar a un acogedor restaurante del centro de la ciudad. Durante la cena hablamos bastante y nos pusimos un poco al día.

Al llegar al departamento nos encontramos con el hijo de Miriam, Jacob, un adolecente de 19 años y con su hermosa y simpática gata, Smoke. Tanto al Tata como a mí nos encantan los gatos así que todos los días que estuvimos en casa de nuestros amigos no paramos de acariciarla y hablarle.


Al día siguiente salimos los cuatro en auto hacia unas montañas donde también se pueden hacer deportes sobre nieve durante el invierno. Apenas bajamos del auto nos dimos cuenta que la neblina del lugar nos tapaba casi totalmente la vista de las montañas. El plan era subir a las montañas y apreciar la vista desde allí pero con esa neblina decidimos no hacerlo. Por unos minutos se despejó apenas y pudimos ver un poco de aquellas impresionantes montañas. Bajamos un poco y paramos para tomar una sopa en un lugar impresionantemente bello donde todas las casas tienen techos a dos aguas y construcción con madera. La sopa que tomamos estaba un poco picante para hacernos entrar en calor y además Pavol pidió un shot de una tradicional bebida con un 52% de alcohol. Por supuesto que entramos rápidamente en calor y salimos con el auto para visitar una famosa iglesia que se encuentra en un pueblo muy cercano. La iglesia era de estilo gótico como la mayoría de las iglesias de Europa del Este y por cierto muy bonita, pero cuando entramos nos dimos cuenta que la parte más interesante y atractiva de la capilla era el altar que estaba tapado porque se estaban realizando trabajos de mantenimiento. Sobre este se colocaró una foto gigantesca del mismo como para que la gente supiera de que se trataba de este hermoso altar. Pavol se enojó bastante al darse cuenta que no podríamos ver el altar en vivo y directo y le reclamó a una de las personas encargadas del lugar diciéndole que deberían avisar esto antes de que las personas compren la entrada.




Enseguida el tema de no poder ver las montañas por la neblina ni el altar por estar en reconstrucción se transformó en chiste ya que Pavol argumentaba que en realidad que todo por culpa de nuestra mala suerte y casi maldición que llevábamos encima.
Después de la iglesia fuimos a visitar un castillo de piedra que se levantaba imponente en uno de los cerros de la zona. Allí si pudimos entrar y apreciar el lugar como cualquier otra persona normal. Ya casi era de noche, aunque no muy tarde porque aquí sí que oscurece temprano, y fuimos a almorzar. Comimos una típica comida eslovaca en un típico restaurante. Se trataba de una mezcla de pastas con papa y queso bastante apetitosa.



Esa noche volvimos algo cansados por todo el día de paseo y nos acostamos a dormir temprano. Miriam y Pavol fueron más que amables al dejarnos su dormitorio para que descansáramos y ellos se acomodaron en el sillón del living.

Al día siguiente recorrimos la pequeña pero preciosa ciudad de Kosica donde no dejaban de sonar villancicos navideños por las calles aledañas a la iglesia principal y al mercado navideño. Ese día almorzamos en el restaurante de una amiga de Miriam. Cuando entramos al lugar preguntamos por la amiga de Miriam que se llamaba Henika y nos llevaron con una chica que estaba vestida con un traje típico al igual que el resto de las mozas y le comentamos que éramos los amigos argentinos de Miriam. Ella nos miró con cara rara y nos dijo que no conocía ninguna Miriam y que no sabía quienes éramos nosotros. Nos pareció un poco raro pero igual comimos en el lugar. Cuando vimos la carta pedimos algo que parecía rico porque en realidad no entendíamos una palabra del eslovaco. Trajeron la comida y resultó ser exactamente la misma comida que ya habíamos probado la noche anterior.





Mientras esperábamos encontrarnos con Pavol y Miriam por la tarde nos sentamos en un café de un shopping del centro de la ciudad. Cuando al fin estuvimos los cuatro reunido les contamos sobre lo que nos había pasado en el restaurante de la supuesta amiga de Miriam, y ella no dijo que ya sabía lo que había pasado porque había hablado con su amiga por teléfono. Resulta que esta chica que nos atendió era una moza y no la amiga de Miriam pero se llamaba igual que la dueña del lugar, es decir la verdadera amiga de nuestra anfitriona. El problema fue que a esta inteligente mesera no se le ocurrió que tal vez la Henika que buscábamos no era ella si no su jefa.

Mientras paseábamos por el mercado navideño probando diferentes comidas y bebidas vimos y escuchamos como mucha gente saludaba a Pavol por la calle y es que él es el intendente de una ciudad muy cercana a Kosica y parece ser muy conocido en la zona. Lo que más me gustó de Pavol o tal vez de la gente que eligió para que desempeñara su papel como intendente fue el aspecto relajado y de ciudadano común con la que Palov va a trabajar todos los días. Con jeans y remeras graciosas se desenvuelve en su tarea diaria como un ciudadano más. Miriam también tiene una gran responsabilidad en su trabajo en una importante imprenta, de hecho durante nuestro viaje a las montañas su celular no dejó de sonar y sonar.
Esa fue nuestra última noche en Kosica y al día siguiente partimos temprano de la casa acompañados por Pavol hasta la terminal de trenes. Es increíble la cantidad de personas excelentes que hemos conocido durante este loco viaje y sin dudas Miriam y Pavol son unos de ellos. Nuestros nuevos amigos están empezando a pensar en hacer un viaje similar al nuestro y esperamos de corazón que puedan realizarlo y visitarnos.




Hungría, al fin volvemos un poquito a la normalidad…

Buscando y buscando al fin encontramos un pequeño departamento en Budapest para quedarnos durante 4 días. Tendríamos nuestra cocina, baño, comedor y dormitorio. Era como volver a tener una casa. Un poco de normalidad a nuestras agitadas vidas.

Budapest

Llegamos a la mañana luego de un viaje en tren. La dueña del departamento nos estaba esperando para entregarnos las llaves y terminar de limpiar al lugar antes de dejarnos solos. Teníamos tantas ganas de sentirnos como en casa que ese día nos quedamos en el departamento cocinando, tomando vino y viendo pelis. No tuvimos que cuidarnos de que nadie nos viera salir del baño semi desnudos, no tuvimos que analizar si el horario en que queríamos cenar era también el mismo en el que querían cenar los demás integrantes de la casa, no tuvimos que reparar en si estábamos demasiado tiempo en la cama o si el horario de desayuno se nos pasaba. Ni siquiera el radiante e insólito sol en esta época del año nos tentó a salir.

Al siguiente día salimos a recorrer la ciudad y quedamos muy sorprendidos al descubrir sus increíbles construcciones. El amplio río Danubio que cruza la ciudad es atravesado por varios imponentes, bellos y enormes puentes. Después de quedar boquiabiertos por el esplendor del más grande parlamento europeo y su exquisito estilo gótico, cruzamos por uno de los más famosos puentes, el de Las Cadenas, que fue reconstruido en 1949 después de que los alemanes volaran todos los puentes de la ciudad en la segunda guerra mundial.




Del otro lado del puente y ya cayendo la noche sobre la ciudad encontramos el Palacio de Budapest y una radiante iglesia de techos coloridos, la Iglesia de Matías. Allí nos quedamos caminando y sacando innumerables fotos sin querer irnos de aquel mágico sitio.






Por la mañana del día siguiente nos dirigimos hacia la Ópera Nacional de Hungría donde asistiríamos a ver la Traviata. Era la primera vez que estábamos en una ópera y queríamos saber de que se trataba. Estábamos un poco preocupados por que ropa usar en ese elegante lugar pero el día anterior la mujer que nos vendió las entradas nos dijo que podíamos ir vestidos con nuestra ropa de viaje. Así que llagamos con nuestras coloridas camperas de pluma, zapatillas y pantalones cómodos de viajero. Apenas entramos al recinto nos peleamos con la mujer que recibía los abrigos porque no teníamos cambio para dejar nuestros abrigos y era obligatorio hacerlo. De muy mala manera nos dijo que teníamos que ir hasta el bar a buscar cambio. Un chico que estaba a nuestro lado se apiadó de nosotros y nos dio una moneda que nos faltaba para completar la cifra solicitada. Esta mujer nos seguía mirando con mala cara asi que le dije que la situación era estúpida y ella creyó que le estaba diciendo a ella estúpida pero le aclaré que la situación era la “estúpida”, aunque ella también lo era. Un poco enojados entramos a ver las dos horas y media de ópera en un teatro fantástico de techos pintados con obras de arte, sus columnas y sus detalles dorados. La ópera no nos agradó demasiado pero fue una experiencia diferente.

La neblina del último día en Budapest no nos dejó hacer demasiado ya que no podíamos ver nada y mucho menos sacar fotos. Caminamos unas 2 horas por las calles y nos regresamos a nuestra adoptada casita para esperar que se haga la hora de salir hacia la terminal de buses donde tomaríamos un colectivo con destino a Venecia, Italia.



Yo estaba ansiosa por llegar a Italia y no sé muy bien por que, supongo que porque como más del 50% de la población Argentina tengo ascendencia italiana y nuestras costumbres son bastantes parecidas a la de ellos. Así que esta vez salí con un poco más de ganas a subirme otra vez a la incontable cantidad de buses que nos hemos tomado en este viaje. 

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miércoles, 12 de diciembre de 2012

República Checa y Austria


República Checa, será cierto que es la mas linda?...

Praga

Llegamos como a las siete de la tarde a la ciudad de Praga para tomarnos un metro y un bus hasta llegar a la casa de Petr y Micha que nos alojarían en su casa que quedaba como a unos 30 minutos del centro de Praga.

Al bajar en la parada de buses cerca de la casa de nuestros nuevos amigos checos vimos a Petr que nos esperaba para acompañarnos hasta su casa. Su casa era muy bonita y lo mejor de todo fue que estaba calentita! Como para compensar todo el frio que veníamos sufriendo en Europa por no estar acostumbrados a este tipo de invierno. Apenas entramos nos presentaron a su hermoso perro blanco y espumoso y que tenía un nombre muy raro, en checo por supuesto, y le preguntamos que quería decir y ellos nos contaron en inglés que el nombre de este perro significa algo asi como “Tontín” en español. Antes de acostarnos a dormir conversamos un rato con esta agradable pareja que tienen un sueño muy parecido al nuestro, viajar, pero que todavía no están muy decididos por una serie de circunstancias de su vida.

A la mañana siguiente fuimos hacia la plaza central de Praga donde nos sumaríamos a un tour gratuito. Ya es la cuarta vez que hacemos este tipo de tour y son muy buenos. Es como un primer pantallazo de la historia de la ciudad y dura casi siempre unas 3 horas donde con el guía se van recorriendo las calles del lugar. Al final del paseo queda a criterio del turista cuanto es lo que le va a dejar como propina al guía. Asi que una vez más allí estábamos dispuestos a escuchar lo que esta ciudad tenía escondido. 

La primera sensación cuando uno ve Praga es deslumbramiento. La belleza que entre sus paredes, edificios, iglesias, teatros y demás construcciones es sencillamente impactante. Sin duda es la más hermosa ciudad europea que hemos visitado hasta el momento.  La plaza esta llena de vida en esta época por los mercados navideños y los diferentes edificios que la rodean son tan exquisitos como añejos. Hay un edificio que es el más me asombró y es una iglesia estilo gótico que asoma por detrás de lo que en un momento fue un convento de monjas.




Resulta que en la región sucedieron varias guerras religiosas, una duró 30 años, entre los católicos y los husitas (protestantes) y fue tan grande el impacto que estas guerras dejaron en el pueblo que en este país la mayoría de la población es atea, lo cual no me disgusta en lo más mínimo. Los reyes que se sucedieron en Praga y sus diferentes inclinaciones religiosas fueron demasiados. Algunos fueron brillantes y otros no tanto. De la mano de algunos reyes Praga fue capital del imperio sacro romano. Afortunadamente, y a diferencia de varias ciudades europeas, Praga conserva casi todos sus edificios históricos sin haber sido bombardeados en las guerras ya que Hitler, loco pero no tonto, adoraba esta ciudad y se dice que planeaba irse a vivir allí y por ello que no se la bombardeó hasta la muerte de Hitler. Cuando esto sucedió hubo un par de edificios que fueron afectados por las bombas.

Ese día también escuchamos historias de la época comunista y como el gobierno controlaba absolutamente todo. Había espías dentro del mismo pueblo, la ropa, el café, la comida y demás cosas eran producción del gobierno y sólo existía un tipo para elegir. Las canciones de moda eran traducidas al checo y cantadas por un intérprete de la zona. Así pudimos apreciar la historia de otro pueblo pisoteado y oprimido por algunos pocos que disfrutaban del poder, la libertad y el dinero.


El barrio judío es también un lugar muy importante en la visita a Praga por toda su historia de discriminación. De hecho este barrio estuvo amurallado por muchísimos años. El cementerio de este barrio es muy singular por tener todas sus placas amontonadas y desprolijamente colocadas en el suelo. Lo que sucedió es que no se les permitió obtener más tierras a los judíos para enterrar a sus muertos y para estos incinerar a un fallecido es una deshonrra. Lo que se les ocurrió al pueblo judío fue ir colocando unas tumbas encima de las otras y es así como el suelo del cementerio se elevó unos seis metros del nivel original.

Durante todo el tour la llovizna y el frio estuvieron presentes y de repente comencé a perder la paciencia y sentí unas ganas terribles de tener mi casa para poder estar a gusto y resguardada de las inclemencias climáticas. Varias veces durante el viaje nos pasa de perder la cordura por unas horas y generalmente discutimos y nos ofuscamos, asi que decidimos separarnos por media hora para estar solos y volvernos a encontrar. Yo me fui para el mercado navideño y como ya era de noche puede ver la magia de las luces de los puestos como combinaban con la iluminación de los diferentes edificios.

A la media hora nos encontramos con el Tata y ya estábamos como nuevos, todo volvió a su lugar. El Tata me dijo que Petr había llamado al celular y que en un rato se encontraba con nosotros. Volvimos a caminar con Petr por el mercado y nos quedamos esperando unos 15 minutos en frente de un reloj muy singular de Praga a que diera el cambio de hora. Es una verdadera obra de arte este especial reloj realizado por un relojero y un astrólogo hace ya varios siglos. Allí no solo se puede observar la hora si no en que momento del día uno se encuentra o en que temporada del año según las cosechas. También se puede saber que tipo de lunas nos alumbrará por la noche y hasta que signo zoodiacal reina en cada momento. Cuando al fin la hora cambia los 12 apóstoles salen a caminar en ronda mientras una calabera cuanta una hora menos para tu muerte y un gallo cacarea y finalmente una canción suena de fondo.



Maravillados por el circo que armó el reloj mientras cientos de espectadores esperaban su actuación, nos fuimos caminando con Petr hacia el Puente de Carlos y el Castillo. Las diferentes figuras de las estatuas que bordean al puente eran como fantasmas en la noche. Las luces de la ciudad se reflejaban en los márgenes del rio mientras subíamos más y más hacia el castillo. Cuando llegamos nos encontramos casi con una ciudad entera allá arriba. La arquitectura es imponente, avasalladora. La catedral gótica se veía espléndida con una maravillosa luz casi naranja.






Cuando terminamos el recorrido por el castillo Petr nos quiso mostrar un parque que se encuentra en la cima del cerro al igual que el castillo y que nos llevaría hasta la parada del tranvía. En la obscuridad pasamos entre árboles altos y pequeños caminos de tierra que zigzagueaban cuesta abajo hasta que llegamos otra vez a la ciudad. Después hablamos con el Tata y los dos tuvimos la sensación de que estábamos siendo guiados hacia lo que sería nuestra muerte en ese parque tan inhóspito y alejado con una persona que recién conocíamos. Quedó claramente como una anécdota ya que Petr y Micha no pudieron ser más amables, agradables y simpáticos con nosotros.

Kutna Hora

A una hora de Praga se encuentra Kutna Hora, un pueblo muy pintoresco, romántico y agradable, donde se encuentra una de las iglesias más extrañas del mundo. Esta singular capilla es tambien un osario. Todo su interior está decorado con huesos de más de 40.000 cuerpos humanos. Hay altares, candelabros, escudos y cruces formadas por huesos. Los huesos fueron retirados de fosas comunes de personas que no tenían su propia tumba y con ellos en 1870 se terminó con la decoración que se encuentra en la actualidad.






Ese día nevó muchísimo y el frío mientras caminamos por la ciudad era bastante molesto aunque las calles, tejados y parques se veían hermosos pintados de blanco.



Llegaba nuestra última noche en casa de Petr, Micha y su perro Tontín y podemos decir que nos encantó pasar esos días con ellos y hablar sobre nuestros viajes y aventuras y que ellos nos cuentes las suyas.



En Praga pasamos nuestro tercer aniversario de casados y me sentí feliz de poder festejar un año más junto a este compañero tan especial de vida. Miro para atrás y me enamoro cada vez más de nosotros. Acá estamos, vos y yo, armando nuestra vida juntos en quien sabe donde y como.

Austria, mercados, nieve y palacios…

Viena

Hasta último momento no supimos si alguien nos podría alojar en la ciudad de Viena ya que la persona que nos había invitado nos canceló a último momento. Afortunadamente Honzo, un couchsurfer, nos envió un mensaje por internet apiadándose de nosotros e invitándonos a su casa. Tuvimos que mandar un mensaje desesperado a la red de viajeros para ver si alguien nos alojaba y finalmente lo conseguimos.

Aunque no era muy tarde, alrededor de las 18.30, si era de noche ya que en esta zona de Europa oscurece demasiado temprano. En algunos lugares a las 16 y en otros a las 16.30. Honzo vive en un departamento que queda bastante cerca del casco histórico de la ciudad y está lleno de dibujos ya que él es artista y además profesor de arte. En el lugar había dos rusas que estaban recorriendo en un pequeño viaje algunas zonas de Europa del Este. Ellas se irían al día siguiente. Apenas entramos Honzo nos sirvió un vaso de agua y un plato de espagueti que comimos con mucho gusto. Las dos rusas eran estudiantes de psicología y se mostraron muy interesadas en nuestro viaje y en las costumbres argentinas asi que pudimos conversar bastante. Al día siguiente Honzo debía levantarse temprano para ir hasta la casa de sus hermanas a visitar a sus sobrinos así que nos fuimos a acostar temprano.

Por la mañana siguiente tomamos un desayuno y nos fuimos a recorrer la ciudad. El frio en esta zona se sentía aún más que en República Checa así que tratábamos de caminar con ritmo para entrar en calor. La primera impresión de Viena fue de sorpresa ya que no imaginábamos que fuera tan linda esta ciudad. También nos llamó la atención la cantidad de turistas que había por todos lados. Incluso comer fue toda una odisea y hasta ir al baño nos llevó una media hora.





Los edificios espectaculares varían en sus estilos entre el gótico, barroco y romano. Existe una cantidad impresionante de museos y se nota que adoran a Mozart porque su nombre está por todas partes ya que vivió mucho tiempo en la ciudad. También hay muchos parques de dimensiones muy grandes pero que en esta época están todos pintados de un gélido blanco. Las figuras de estatuas con diferentes escenas antiguas son magníficas y están por todas partes. Los palacios, palacetes, casas de música, teatros, casonas y demás reinan en el lugar y unos no puede entender como es posible que mire donde se mire se encuentre una pieza única de arquitectura.






Esa noche nos quedamos solos en la casa de Honzo ya que el dormiría en la casa de una de sus hermanas porque vivían un poco lejos. Compramos un vino, un poco de pollo y calabacín para cenar esa noche aprovechando de una privacidad inusitada. Como a las 19.30 suena el timbre del departamento y el Tata se acerca a la puerta preguntando quien era y le contestan “de la cruz roja”, como cualquier argentino abrió apenas la puerta un poco desconfiado y le dijo que no podía colaborar porque sólo era un turista. Seguimos disfrutando de nuestro vaso de vino y al rato suena el timbre otra vez pero decidimos no atender porque no pareció un poco extraño. Sonó insistentemente unas tres veces más y el Tata llegó hasta la puerta. Esta vez la voz de una mujer dijo que Honzo la había invitado a quedarse y que venía de viaje. Finalmente el Tata abrió la puerta y vimos entrar a una australiana con una valija enorme. Charlamos un rato con ella y nos dijo que iría a comprar algo al supermercado. Nosotros terminamos de cocinar y de cenar pero Amy, la australiana, no regresaba. Pensamos que  había decidido salir a dar una vuelta por ahí o disfrutar del mercado navideño. Nos acostamos a dormir y de repente a mitad de la noche como a las 3 de la mañana me despierto y veo que Amy no había llegado. Lo desperté al Tata y le dije que la llamáramos a su celular porque era muy raro, así que eso hicimos pero no contestó a nuestra llamada ni a nuestro mensaje. Entonces le escribimos a Honzo para ponerlo al tanto. Yo ya estaba pensando en que algo malo había pasado y que de ser así tal vez para la policía seríamos los primeros sospechosos durmiendo en la casa de un desconocido y reportando la desaparición de otra desconocida. Finalmente Amy respondió para decirnos que estaba en una fiesta con gente que había conocido y todos pudimos volver a dormir tranquilos.

Al otro día nos cruzamos con Amy antes de salir a recorrer un palacio (Schönbrunn) que quedaba un poco lejos de la ciudad de Viena. Cuando llegamos descubrimos una hermosa estructura amarilla y rectangular con un parque gigante lleno de plantas y árboles cubiertos de nieve y hasta un invernadero de un importante tamaño. De vuelta en Viena terminamos de ver algunos sitios interesantes y cuando ya se hizo de noche recorrimos el mercado navideño que se emplaza por debajo de la increíble casa de gobierno al estilo gótico con todas sus torres y ventanas iluminadas. Sin duda fue el mercado navideño más bonito e impresionante que hayamos visto.





Esa noche antes de irnos a dormir tomamos una cerveza con Honzo y Amy y conversamos bastante. Honzo al otro día se iba temprano al trabajo y nosotros saldríamos para Eslovaquia.

A medida que pasa el tiempo y seguimos este viaje voy descubriendo y aprendiendo algunas cosas. Creo que en el acto de viajar lo más importante no es conocer lugares si no conocerse más y entender la vida desde otra perspectiva. Viajando he descubierto y casi entendido algo que parece conocido por todos. Vivimos inmersos en una especie de burbuja abstracta preocupándonos y dándole importancia a cosas y problemas que en realidad no existen. Mientras menos cosas materiales tengo y más cosas espirituales recibo más entiendo el sentido de la vida y más estúpidamente corta me parece. Ahora es cuando me desespero por vivir de verdad. Tal vez me falte entender una parte más.

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miércoles, 5 de diciembre de 2012

Holanda y Alemania


Holanda, aunque hubo pocas flores…
Llegamos en otoño a este bello y reconocidamente florido país para encontrarnos con muy pocas flores debido justamente a la época en que arribábamos.

Haarlem
Llegamos en bus desde Bruselas para hospedarnos en la casa de Niels, nuestro nuevo anfitrión, en la ciudad de Harlem a media hora en tren de Amsterdam.
Harlem es una ciudad muy bonita y todo es muy parecido a Amsterdam salvo que no tiene turistas y las calles son mucho más tranquilas. El barrio donde vive Niels es bastante tranquilo y su casa muy bonita. Nuestra habitación estaba en el ático y era muy espaciosa. Niels es una persona sumamente enérgica y alegre al que le fascina toda la cultura y música de Brasil, cosa que compartimos.

Amsterdam
El primer día en Holanda nos tomamos el tren desde Haarlem a Amsterdam. El día estaba bastante soleado pero no duro demasiado. Enseguida se nubló y se puso bastante frio. Fuimos a ver si alquilábamos unas bicicletas para hacer el recorrido de la ciudad pero decidimos que era mejor y más barato hacerlo caminando.

Empezamos la caminata y en la plaza principal donde está el palacio vimos a un grupo de turistas con un guía que recién empezaban un tour gratuito por algunos puntos importantes del lugar. Decidimos sumarnos y escuchar que tenía para contarnos Amsterdam.

No sólo nos sorprendimos por la belleza de los edificios, calles y una cantidad incontable de canales que cruzan de norte a sur y de este a oeste la ciudad, si no también por las locas historias que en ella se esconden. Apenas comenzamos la caminata pasamos por la zona roja donde están las prostitutas pero como era aún de día no vimos demasiado. Lo loco del lugar es que justo en medio de esta zona hay una gran iglesia que demoró unos 300 años en construirse. La misma ya no funciona como tal pero el guía nos comentó que las prostitutas del lugar y el sacerdote tenían un negocio juntos;  y este era que cuando los marineros desembarcaban en busca de los servicios de las prostitutas, ellas, luego de brindarles este servicio, los hacían sentirse culpables y les comentaban que el cura podía darles un papel blanco con una palabra escrita sobre el: “absolución”, por el cual deberían pagar algo.

En este tour también nos enteramos que a los holandeses no les gusta mucho el tema de la prostitución y tampoco la marihuana. Asi que todos los coffee shops que existen en la ciudad de Amsterdam están hechos sólo para los turistas.

Caminando sobre los pequeños puentes y calles y observando las estrechas fachadas de las casas cuyos techos caen en dos aguas, descubrimos que muchas de ellas están inclinadas hacia un de los costados o hacia adelante o atrás. Aprendimos que las casas que están inclinadas hacia un costado es porque han ido cediendo al inestable terreno del lugar ya que Amsterdam está construida sobre espacio que ha ganado al mar y es por esto que se encuentra increíblemente bajo el nivel del mar. Las casas que están inclinadas hacia adelante o atrás es porque fueron hechas así a propósito. Los comerciantes que vivían del puerto debían ingresar toneladas de mercadería a sus casas y por unas fachadas tan pequeñas y unas escaleras casi imposibles de subir. Esto los llevó a ingeniar un sistema de poleas por el que subían la mercadería desde un gancho en el extremo superior del techo pero descubrieron que mientras iban subiendo el paquete este también iba golpeando toda la fachada de la casa. Es así que se les ocurrió la ingeniosa idea de inclinar sus casas para generar más distancia con el bulto y que este no toque la fachada.








En Holanda por muchos años fue mayoría la religión protestante y quedó prohibida la práctica del catolicísismo. Sólo seis familias podían seguir siendo cristianos pero debían practicarlo a escondidas. Obviamente que estas familias podían seguir siendo católicas sólo porque eran las familias más poderosas y ricas de Amsterdam. Es así que dentro de varias casas se construyeron verdaderas iglesias católicas a las que se puede visitar hoy en día.
Todas estas pequeñas y locas historias me hicieron pensar en lo complejos, ambiguos y particulares que los holandeses son. Aunque también hubo una historia que me sorprendió y me hizo sentir lo respetuosos y tolerantes que son el pueblo holandés.

En 1941 cuando los nazis dominaban a este país sucedió algo increíble. Los judíos dieron aviso a un grupo de vecinos holandeses de Amsterdam para que los socorrieran ante la agresión nazi. Ellos acudieron y el saldo del enfrentamiento fue de varios heridos y muertos pero lo que más revuelo causó es que un comandante del ejército nazi entró en coma y luego murió. Un día sábado, sumamente ofendidos por la muerte del comandante se tomaron represalias, los nazis realizaron cientos de deportaciones de judíos y al día siguiente trataron de volver a hacerlo pero no pudieron. Resulta que los domingos existe una feria y por ese entonces el que no trabajaba en la feria estaba allí para participar de ella. Los camiones de los nazis llegaron al lugar para atrapar judíos, y los holandeses al ver lo que estaba sucediendo decidieron subirse a estos camiones para evitar que se llevaran a más gente. Al día siguiente, lunes, realizaron una huelga del tranvía y todo el pueblo se juntó en la plaza mayor a apoyarse unos con otros. Aunque el paro sólo duró un día, porque a la mañana siguiente los nazis se encargaron de matar a todas las personas que se acercaran a la plaza, creo que fue una excelente demostración de respeto y unidad y más durante este período tan duro de la historia.

Este pequeño resumen de lo que sucedió durante el asentamiento nazi me quedó gravado en la memoria por el gran valor de este pueblo y aunque no pudimos entrar al Museo de Ana Frank, también sentí emoción por estar cerca de lugares donde sucedieron tantas historias transcendentales para la historia de la humanidad.

Pasando de página, la ciudad tiene una mezcla singular entre lo moderno y antiguo por haber sido azotada por guerras, incendios y pestes. Muchas casas tienen grandes ventanales abiertos a la calle y por la noche, con la luz encendida en el interior de las mismas, uno puede apreciar la vida cotidiana que sucede en cada una de ellas. Caminando encontramos varios edificios de cientos de años atrapados entre modernas construcciones. Pareciera como si esta vieja construcción pidiera a gritos un poco de atención ya que  la gente pasa frente a ella sin reparar en su existencia.




También fuimos al Mercado de Flores del lugar y la cantidad de especies que allí vimos nos dejó boquiabiertos. Como es otoño y no es época de flores tratamos de llenarnos los ojos con imágenes de ese mercado porque luego sería difícil de encontrar tantas flores como allí vimos.



Molinos de viento en Zaanse Schans
La vida nos sonrió cuando nos levantamos una hermosa mañana soleada justa para ir a disfrutar de un día recorriendo los molinos de viento.

Nos tomamos el tren y al bajar en la estación caminamos unos 15 minutos hasta la zona de los molinos. El lugar es casi de cuentos. Los canales anchos y angostos rodean las verdes llanuras donde se yerguen estos típicos molinos de viento. Las casas de maderas pintadas color verde oscuro y los pequeños puentecitos que van cruzando los diferentes canales, junto con los patos, cisnes y gatos del lugar forman una increíble postal de ensueños.



Entramos en un molino que tritura especias mientras las grandes ruedas que molían la materia prima trabajaban sin cesar. Luego nos dirigimos a una fábrica de quesos donde probamos la más exquisita variedad de quesos que jamás haya visto. Allí también comimos un rico sándwich para seguir el paseo con la panza llena. La fábrica de zapatos de madera (zuecos) posee una gran variedad en formas, tamaños y colores de este simpático calzado que adorna el pie de los holandeses rurales.



Después de nuestro paseo por los molinos volvimos a Haarlem para descansar en la casa de Niels. Esa noche él nos hizo una rica comida con postre y vino incluido a modo de despedida.
Al siguiente día salimos en tren hacia la estación de buses para llegar a Alemania y como muchas veces nos sucede varias personas se quedan mirándonos mientras nosotros caminamos con nuestras enormes mochilas y algunas nos sonríen como si les provocáramos ternura al vernos enfrentar el mundo con tan poca cosa como sólo dos mochilas grandes. Otros se quedan estupefactos al ver la cantidad de países que hemos recorrido por las banderitas que llevamos pegadas. Pero esta vez un chico no sólo miró las banderas de nuestras mochilas si no que se nos acercó a felicitarnos. Una sensación de tonto orgullo nos invade cuando estás cosas nos suceden.

Se termina nuestra estadía en Holanda y ya estamos casi con un pie en Alemania.

Alemania, caer para levantarse…
Alemania me sorprendió por su gran capacidad de reponerse ante situaciones que devastaron por completo al país. Las divisiones entre su pueblo y las dos guerras impactaron con gran agudeza en este país, pero como algo inexplicable resurgieron de las mismas cenizas para transformarse en unos de los países más importantes del mundo.

Bremen
Llegamos en bus cerca de la estación de trenes y saliendo de ella comenzamos a buscar el correo donde nos esperaría Lena, una amiga del Tata que estuvo unos meses en Argentina hace 10 años atrás, para llevarnos hasta su casa.

El departamento de Lena es super grande y forma parte de una vieja casona de techos altos. Mientras tomábamos una cerveza en la acogedora cocina ella nos contaba sobre su vida de profesora en la secundaria y por los fines de semana una divertida soltera de 30 años. Esa noche no nos acostamos muy tarde porque nosotros estábamos muy cansados por el viaje y Lena también porque era viernes y había tenido una semana muy complicada.

Por la mañana, después de un desayuno muy sustancioso lleno de quesos, fiambre y pan, partimos hacia el centro viejo de la ciudad. La neblina no nos dejaba ver que había en la vereda de enfrente pero pienso que fue una experiencia diferente para ir descubriendo un lugar. Las iglesias y edificios históricos junto con las casas en techos de dos aguas y las calles de piedra y la suma de la espesa neblina le daban a la ciudad un aspecto tenebroso e intrigante. Volvíamos con dirección a la casa de Lena por el costado del río, aunque no lo podíamos ver. Nos detuvimos para tomar una deliciosa media tarde en un barcito cerca de la casa de Lena donde algunas amigas de ella la esperaban. 




Esa noche nuestra anfitriona tenía una fiesta en le club de remo donde entrena y tuvimos que darle nuestra opinión sobre algunos vestidos que se midió. Aunque no era yo la que me estaba arreglando ni la que iría a la fiesta me ilusioné solo con verla! Aunque parezca trivial y hasta superficial extraño mi ropa, zapatos y carteras y la dulce y excitante sensación que vive una mujer cuando se está preparando para brillar. Nosotros vimos una película y después a dormir.

Por alguna razón al día siguiente nos levantamos bastante tarde, casi junto con Lena, y sin muchas ganas de salir a andar por la ciudad. Como Lena tenía un poco de resaca decidimos quedarnos los tres todo el día en la casa. Esa noche a Lena se le ocurrió que al día siguiente, lunes, podríamos acompañarla hasta la escuela donde trabaja y participar de una de sus clases de inglés contando acerca de nuestro viaje por el mundo y algunas cosas sobre Argentina. Aunque debíamos levantarnos a las 6 de la mañana porque la escuela quedaba en un pueblo alejado nos pareció muy buena idea.



Con muchas ganas de seguir durmiendo nos levantamos a las 6 de la mañana para llegar en el auto de Lena hasta la escuela. Cuando llegamos nos encontramos con un establecimiento muy nuevo con algunos cuadros y esculturas por los pasillos de la escuela y sinceramente me llamó la atención que todo se mantuviera tan cuidado y que los alumnos no hubieran dañado nada. La sala de profesores era muy luminosa y grande, con una linda cocina y ambiente adecuado para poder estar muy cómodos trabajando.

Durante la primera hora de clases entramos al aula donde unos 20 adolescentes de entre 12 y 13 años esperaban a su profesora. Se mostraron algo sorprendidos y tímidos cuando nos presentamos pero enseguida se fueron soltando y comenzaron a hacernos preguntas acerca del viaje y de Argentina. La experiencia con los chicos de esta escuela fue muy enriquecedora porque pudimos comunicarnos y compartir nuestra experiencia con gente de un idioma y edad diferente. Pienso que es algo increíble cuando uno puede comunicarse con diferentes personas y hablar sobre sus vivencias y sentimientos, sobre un sueño o proyecto que enriquece tu vida de una manera sorprendente.

Como a las 10 de la mañana salimos de la escuela a dar una pequeña recorrida por el pueblo mientras Lena terminaba con su clase. El lugar tenía las típicas casas alemanas de techos en dos aguas y con tejas rojas y paredes de ladrillo. El campo y las cosechas estaban presentes en este pequeño pueblo de Alemania.




Hamburgo
Nos quedamos en la casa de Antonio, un nuevo couchsurfer que ingresaba a nuestras vidas, quien nos pasaría a buscar por la terminal de trenes de la ciudad. En el tren conocimos a un simpático alemán que comenzó a hablar con nosotros y que nos acompañó hasta la salida para ayudarnos a ubicarnos. No es la primera vez que nos sucede que una persona de manera desinteresada y espontánea nos ayuda en alguna parte de nuestro viaje y esto me hizo pensar que tal vez tenemos buena suerte o hay demasiada gente buena en el mundo o quizás que cuando uno trata de hacer algo bueno atrae a las personas buenas y todo parece funcionar a la perfección.

Durante el viaje en el auto de Antonio hasta su casa pudimos ver a la ciudad de Hamburgo de noche y quedamos maravillados con la hermosura de sus edificios, puentes, rías y estructuras de las más diversas iluminadas a la perfección.




Antonio es el gerente de marca de una importante empresa que comercializa pastas, quesos y salsas preparadas al mejor estilo italiano asi que esa noche comimos unas ricas pastas porque además Antonio, al igual que nosotros, es un fanático de ellas. Un poco más tarde salimos a una reunión de Couchsurfing en la zona roja de Hamburgo. Antes de llegar al bar Antonio nos hizo recorrer esta parte de la ciudad que está repleta de cabarets, sexshops y prostitutas. En Alemania la prostitución es legal lo cual me parece perfecto para que todo funcione más ordenado y controlado y de esa manera se pueda disminuir el contagio de diversas enfermedades y por sobre todo la esclavitud y la trata de personas que tan relacionadas están con la red de prostitución. Caminando por el lugar vi varias prostitutas que llevaban puestas camperas de diferentes y llamativos colores: rosa, rojo, celeste, lila, etc. En Europa no es muy común ver gente vestida con colores, de hecho son bastante sobrios en el vestir. Pero yo adoro los colores y es por eso que tengo una llamativa campera rosa chicle que combinaba a la perfección con las demás camperas de las chicas que trabajan en la calle! Al fin como en casa! Jajaja!

La reunión en el bar fue divertida y hablamos con gente de diversos lugares. Un cubano fue el más simpático de todos al que le encantaba hablar, fumar y tomar. Antonio también nos cayó muy bien y descubrimos, con el correr de los días que estuvimos con él, que era una persona muy amable, agradable y tranquila. Su padre es boliviano así que algo de español entendía pero no hablaba demasiado así que casi toda la comunicación era en inglés. Junto a su novia están preparando un viaje de un año y medio por diferentes continentes y compartimos con el algo de información útil.

Hamburgo como ciudad es fascinante y bella. Sus puentes, canales, los imponentes edificios e iglesias te dejaban encantado. Pero por sobretodo lo que más nos impactó de esta ciudad fue verla de noche. Todo está planeadamente iluminado: los edificios históricos que dan al agua, la zona roja con toda su energía, el gigantesco parque de diversiones y los fabulosos e increíbles mercados de navidad. Para nosotros era muy diferente vivir la época navideña  con frío y tenía su encanto. Estos mercados navideños estaban decorados con miles de luces de colores y cientos de tienditas que vendían desde gorros hasta salchichas a la parrilla. Lo más típico de estos mercados son las tiendas donde venden “Glüwein” o vino caliente que sinceramente no me gustó pero debo reconocer que viene muy bien para el frio.




Con Antonio también viven 2 personas más, una alemana y un chileno. Julia, la alemana, habla a la perfección español y debo decir que durante el viaje nos ha impresionado la cantidad de personas que hemos conocido que hablan el español. Gaspar, el chileno, fue mas que atento con nosotros y hasta una noche nos cocinó un exquisito pescado con verduras y arroz.

Berlín
No puedo decir que sea una ciudad que me haya impactado por su hermosura pero si por la cantidad de historia  y hechos históricos que en este lugar sucedieron.

Berlín es una ciudad sobria, gris y hasta triste. Los exageradamente grandes, cuadrados, simples y grises edificios comunistas te hacen sentir atrapado e insignificante. Todo parece ser amplio, alto y grande. Claro que hay algunas zonas de la ciudad en donde el arte callejero de los grafitis parece darle algo de color, vida y creatividad como un respiro de alivio.




Pienso que toda la estética de este singular lugar se debe a todo el dolor y sufrimiento reiterado que este pueblo ha vivido.

Nuestro hostel era uno de los más baratos de Berlín y aunque la habitación estaba bastante bien el baño que compartíamos con otra habitación dejaba mucho que desear. Era un edificio bastante viejo de techos muy altos y ambientes amplios. No sabría decir con precisión que tan viejo era por que no tuve oportunidad de preguntarle a ningún empleado del lugar ya que en este hostel nunca había nadie. Pero en varias paredes exteriores se notaban marcas de explosiones debido a los ataques de la guerra, lo que fue una de las primeras cosas que me impactó en Berlín. Casi todos lo que se hospedaban en el hostel eran de otros países y estaban buscando trabajo en Alemania. La mayoría de ellos eran italianos a los que parece haberles pegado muy duro la crisis europea.

El primer día en la ciudad la pasamos recorriendo por diferentes puntos emblemáticos de Berlín: la Puerta de Brandenburgo, el Reichstag, el Memorial al Holocausto, encima del Bunker de Hitler, Check Ponit Charlie (es un punto de control de cuando existía el muro y donde se encuentra la foto de un soldado estadounidense que estuvo presente la noche en que todo el pueblo corrió hacia el muro para cruzarlo después de que se anunciara su apertura y la foto de un soldado ruso justo en el punto opuesto vigilando la zona que le correspondía), La isla de los Museos, la Torre de TV y algunos más.








Caminando por la ciudad inesperadamente nos encontramos con Niels quien nos había alojado en su casa en Haarlem. Él iba en bicicleta con una amiga argentina y fue muy graciosos para los tres volvernos a ver y en un país diferente.

El segundo día decidimos que podía ser interesante hacer otro tour al campo de concentración de Sachsenhausen y eso hicimos. Esa mañana amaneció nevando, nuestra primer nevada dentro del viaje, y por supuesto que estaba muy frio. Fuimos en metro hasta el lugar donde nos juntaríamos con el guía y las demás personas del tour. Éramos bastantes y partimos en tren hacia el campo de concentración.



El frio que sentí  al entrar al lugar fue extremo y de inmediato me di cuenta que ese frio no solo era por la nieve que pintaba todo de un blanco silencioso y extrañamente quieto si no por la energía que se respiraba en el lugar. Nos detuvimos a observar la distribución del lugar que formaba un triangulo desde la torre más alta, llamada Torre A, se podía observar todo el perímetro del lugar sin dejar espacio alguno sin ser vigilado. Este tipo de diseño se llamó “arquitectura del terror”. Más tarde se tuvieron que añadir más barracas por la cantidad cada vez mayor de detenidos en el lugar y desde esta torre ya no se podía observar todo el sitio asi que se añadieron algunas torres de control más pero más pequeñas.  También entramos a una de las barracas donde las literas se agolpaban unas con otras y uno podía imaginarse fácilmente como deben de haber sido las condiciones de vida en el lugar. Una prisión dentro de otra prisión existía en este campo de concentración donde se dedicaban a torturar sistemáticamente a personas que se creía que podían tener algún tipo información importante. Pasar por entremedio de ese triste y gris pasillo y observar a ambos lados una serie de celdas pequeñas con camitas viejas en donde en algún momento había reposado algún detenido fue espeluznante. Durante el recorrido tuve que aguantar varias veces para que mis lágrimas no desbordaran porque sinceramente me daba un poco de vergüenza llorar frente a todos. Caminábamos por la nieve y me imaginaba lo cruel que debe haber sido para los que allí pasaron tener que formar durante varias horas en el patio sólo con el liviano y fresco uniforme de preso que llevaban encima, mientras los soldados hacían el recuento de detenidos.  Muchos de los detenidos no aguantaban y morían en el lugar de frio y por encontrarse en un estado de desnutrición severo.  

También estuvimos en los cimientos de lo que fue la cámara de gas y yo sentía que era suficiente y deseaba salir corriendo. Mantuve la calma y seguimos adelante. Entramos en la enfermería y formamos una ronda para escuchar al guía justo en el lugar donde realizaban terribles experimentos médicos. Los judíos, homosexuales, testigo de Jehová, discapacitados y también todos lo que estuvieran en contra del nazismo sufrían estos espantosos experimentos que consistían en probar cuanto calor o frio o alta presión podía soportar un humano. Todo esto le era útil a los nazis para obtener datos para mejorar su propio ejército. La última parte del recorrido consistía en bajar a una enorme fosa donde se depositaban a los cadáveres que murieron en el lugar pero ya no pude seguir y prefería quedarme donde estaba. El Tata bajó pero me dijo que había sido demasiado impresionante para él. Mientras mi corazón latía fuerte y empezaba a sentir que la presión se me bajaba la gente comenzó a juntarse y al fin dejamos el lugar.

Terminado el paseo me pregunté cuanta perversidad y maldad puede haber en los seres humanos, dormida esperando salir. También me pregunté si realmente era posible que el pueblo alemán no supiera nada de lo que estaba sucediendo. Pienso que en los 40 la rapidez en la comunicación y la cantidad de información no era la misma de hoy, muchos no tenían ni siquiera radio. Por otro lado la propaganda nazi estaba demasiado bien implementada. Sin embargo es difícil creer que gente que vivía cerca de los campos de concentración no supiera que las cenizas que llegaban hasta sus casas de la incineración de los cadáveres  era precisamente eso. Los alemanes de esa época creían que encerrar a una persona para “reeducarla” por tener diferentes creencias religiosas o diferentes elecciones sexuales o sólo por ser discapacitado era correcto? Muchas preguntas y muy pocas respuestas.

Como si todo lo que habíamos visto en el campo de concentración hubiera sido poco también estuvimos en lo que alguna vez fue el muro que dividió a Berlín entre Este (comunista) y Oeste (aliado). Después de la segunda guerra mundial se dividieron a Alemania por un lado entre Francia, EE. UU. e Inglaterra y por el otro Rusia. Las diferencias políticas y sociales entre unos y otros terminó con la creación de este espantoso muro que los dividió durante casi 28 años (1961 – 1989). Muchos de los intentos por pasarse al lado “no comunista” terminaron en muerte y las historias que uno puede ver y escuchar de como muchas personas intentaban cruzar el muro son de las más variadas y locas.




Decidimos quedarnos un día más en Berlín porque hay demasiadas cosas para ver pero nuestra última noche no la pudimos pasar en el hostel donde nos hospedamos las noches anteriores porque a un empleado del lugar se le ocurrió decirnos que el costo de esa noche era más del doble de lo que habíamos pagado. Decidimos mudarnos a un hostel más caro pero mucho mejor y que además tendría baño privado y con agua caliente que era lo que más extrañábamos. Cuando llegamos al nuevo hostel fuimos a tomar una ducha y nos dimos cuenta que la ventana del baño no tenía cortina asi que todo el edificio del frente podría observarte mientras te bañabas o hacías tu necesidades diarias.  Ese no fue el único inconveniente, es que cuando el Tata intentó bañarse todo el lugar se inundó y tuvimos que pedir que nos cambien de habitación.

Para darle un poco más de color a esta  ciudad decidimos ir nuestro último día a apreciar el arte callejero y los increíbles e innumerables grafitis que existen en Berlín.




Quien es bueno y quien es malo… otra vez esta idea resuena en mi cabeza y otra vez creo que nadie es bueno y nadie es malo. Las dos energías viven en nosotros y juegan con nosotros. A veces buenos, a veces malos. 

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