jueves, 2 de mayo de 2013

Vietnam, chicos buenos chicos malos…


Saigón

Todavía en Camboya paramos con el bus que iba hacia Saigón para hacer un cambio de vehículo. Allí Heiko y Katherina se quedaron para conocer Phnom Penh asi que había llegado el momento de despedirnos de ellos ya que no volveríamos a encontrarnos en el viaje. Mientras ellos se alejaban en un tuk – tuk nosotros íbamos subiendo al otro colectivo. Una vez que entramos nos dimos cuenta de que este nuevo colectivo no tenía camas como en el que veníamos si no unos asientos comunes donde pasaríamos toda la noche. Después de discutir un poco con la gente del bus nos pusimos a charlar con un argentino que estaba en la misma que nosotros, quejándose. Al parecer la mayoría de los turistas no se queja por absolutamente nada. Por momentos creo que si piden un poco de caviar y en lugar de eso les sirven caca de perro les da igual. Muchas veces nos sentimos como locos quejándonos mientras los demás sólo se resignan con lo que les tocó. ¿Diferencia cultural quizás?

Resultó que el argentino vivía hacia un año y medio en el país y estaba de vacaciones por esos días y fue más que amable con nosotros al contarnos un montón de anécdotas sobre el lugar y su gente.

Después de dormir bastante mal, de pinchar una rueda en la ruta y pasar la concurrida frontera con Vietnam llegamos al mediodía a Saigón o Ho Chi Minh, como se la conoce oficialmente. Como de costumbre el taxista nos cobró más de lo que realmente valía el viaje, pero lo importante fue que ya habíamos llegado.

Por cinco días nos quedaríamos en la casa de Richard, un neozelandés que el Tata conoció hace 10 años en Argentina y se hicieron amigos, y de su pareja Rosie de Inglaterra. Mientras esperábamos a que Richard llegara a su casa nos fuimos a un bar cerca a almorzar algo y esperar a que nuestro anfitrión llegara. Terminamos el almuerzo y al ratito Richard apareció con su amplia sonrisa y su magnífico y gran bigote ante nosotros. Después de un efusivo saludo fuimos camino a su casa. Cuando llegamos nos sorprendimos por lo bello que era su hogar. La arquitectura era de estilo chino con grandes ambientes con columnas de madera e inmensos ventanales con persianas de madera que daban a un precioso jardín con flores y plantas de diversos estilos.

Durante los días que pasamos en Saigón compartimos increíbles momentos con esta divertida y encantadora pareja que conforman Richard y Rosie. Por eso días yo estaba haciendo un programa de gimnasia para ponerme en forma para cuando llegara a Australia y tuviera que buscar trabajo como instructora de gimnasia ya que once meses sin ninguna clase de ejercicio es demasiado. Rosie apenas supo de mi entrenamiento me quiso acompañar asi que disfrutamos haciéndolo juntas. Al igual que yo ella parece ser una persona muy constante porque siguió el programa que le presenté al pie de la letra y eso que ella hace bastante actividad con su cuerpo porque es profesora de danzas. Siempre supe que con constancia y disciplina todo se puede así que es mi filosofía de vida.

Pero no todo fue entrenamiento, también caminamos por las calles de la ciudad que, a pesar de que dice ser un país comunista, posee grandes y modernos edificios, paseos, shoppings y las mejores y más caras marcas del mundo. Un mezcla interesante que contrasta con los cientos de afiches con propaganda comunista que se esparcen por la ciudad. La noche en la ciudad es divertida y colorida. Una noche salimos a pasear por bares y restaurantes y terminamos haciendo karaoke ya que al parecer los vietnamitas disfrutan mucho de esta actividad. También comimos en los típicos puestos callejeros con mesitas y sillas super bajas y usamos como cubiertos los famosos palitos chinos.





Estando en Vietnam uno no puede obviar el tema de la guerra con Estados Unidos asi que nos tomamos un día para ir hasta el museo de la ciudad donde además de encontrar aviones, helicópteros y tanques de guerra, también se puede ver el terrible daño que esta guerra causó al país. Peleando por una tierra que ni siquiera les pertenece y tan sólo por defender el capitalismo en Vietnam cuando el comunismo avanzaba, Estados Unidos cometió atrocidades con la población vietnamita matando civiles inocentes, torturando y derramando tóxicos en varias zonas del país que provocaron nacimientos con grandes deformidades físicas y mentales. Vietnam nuevamente ganaría la guerra convirtiéndose en un país que jamás perdió ninguna y dejando a Estados Unidos con su primer derrota. Más allá de todo esto creo que no interesa quien gana o quien pierde. Las guerras son desastrosas siempre y creo que se podrían evitar si no tuviéramos dirigentes y líderes que lo único que les interesa es su propio ego y las riquezas que puedan obtener mediante el sufrimiento de otros a los que no les quedará nada.



Una mañana nos levantamos temprano con Richard para ir hasta los famosos túneles que los vietnamitas usaron durante la guerra con Francia y luego con Estados Unidos. Decidimos llegar hasta el lugar en lancha por una ancha ría que atraviesa la ciudad. Las vistas que tuvimos durante la hora y media que duró el viaje fueron maravillosas. Las plantas acuáticas visten las aguas de un verde profundo mientras en las orillas la vida diaria del lugar continúa. Los barcos con diferentes cargas y pescadores en pequeñas barcazas son muy comunes en la ría.



Una vez que llegamos a los túneles nos sorprendimos por lo angostos y bajos que son, y aunque el calor era casi insoportable pasamos por varios de ellos. Al parecer los vietnamitas armaron toda una ciudad subterránea con cocinas, hospitales, salas de costuras para los uniformes y salas de armado de armas. Las trampas que los soldados armaron para prácticamente “cazar” a sus oponentes son terribles. Una tabla cubierta con hojas o pasto hace de falso suelo y que al pisarla la persona cae en diferentes trampas, casi todas compuestas con filosos dientes que se clavarían en diferentes partes del cuerpo.



Nuestros días en Saigón iban llegando a su fin y nos sentimos bastante tristes de tener que seguir camino y despedirnos de Rosie y Richard que nos hicieron sentir como en casa por su generosidad, amabilidad y transparencia.

Nha Trang

Viajamos toda la noche en bus con asientos cama y llegamos muy temprano a la mañana a Nha Trang. 

Después de descansar un rato en la habitación del hotel nos fuimos caminando hasta la playa del lugar que quedaba a unas cuatro cuadras. La verdad es que no esperábamos mucho de esta playa por algunos comentarios que habíamos visto en algunos foros de viajeros. Cuando llegamos nos sorprendimos por la belleza de la costanera llena de palmeras con un fondo de arena blanca y mar azul. Si bien la playa no es del todo tranquila porque está pegada a la ciudad, es muy limpia y ordenada. Allí alquilamos una sombrilla con reposeras muy baratas y almorzamos en el lugar. Durante la noche paseamos por la ciudad que está bastante bien pero no es nada del otro mundo.




Hoi An

El bus nocturno esta vez no fue muy bueno. Era bastante más incómodo que el anterior y el chofer y los acompañantes del colectivo bastante irrespetuosos. Todas las mochilas y valijas las metieron dentro del colectivo con los pasajeros para poder tener lugar en la bodega para cargar otras cosas que fueron dejando en distintos pueblos por los que fuimos pasando. Hasta el baño quedó inutilizado porque dentro de él había valijas. En un momento de la noche me dieron muchas ganas de ir al baño asi que decidí decirle al conductor que parara. Después de pasar por encima de varias personas que dormían en el piso del bus porque no quedaban más asientos libres llegué al conductor que estaba junto a dos vietnamitas que lo acompañaban en el viaje. Les dije que pararan en algún lugar porque necesitaba ir al baño. Al momento pararon el micro en el medio de la nada y me hicieron señas de que fuera detrás de unos árboles. Yo no pensaba bajarme en el medio de la noche y meterme atrás de unos árboles cuando eran ellos los que habían bloqueado el baño. Entonces les dije que no, que debían parar en alguna estación de servicio o parador. Todas mis explicaciones eran inútiles porque no sabían ni una palabra de inglés. Además no paraban de darme golpecitos en los brazos o en las piernas para que bajara, lo cual terminó de ponerme de mal humor. Finalmente pararon en una estación de servicio después de que les hice señas. Es que en Vietnam uno puede encontrarse con gente de por demás amable o con gente de por demás irrespetuosa. Por eso es que hay que tener mucho cuidado y leer bien las referencias de los hoteles, buses y excursiones.

El hotel que reservamos en Hoi An tenía piscina lo que era ideal por el calor que hacía. La parte antigua de la ciudad con sus casas estilo europeo es hermosa por la noche. Todas las pequeñas calles están llenas de restaurantes, bares y de miles de focos de luz recubiertos con pantallas redondas de tela de cientos de colores al mejor estilo chino. Unos de los puentes que cruza un río en el lugar está lleno de luces y figuras luminosas. También hay muchos vendedores ambulantes que ofrecen velas con base de papel que las personas pueden poner en el río. Todo el ambiente que se genera en el lugar es fascinante.





El mar está como a unos 5 Km del hotel donde no alojábamos asi que el primer día alquilamos unas bicicletas y el segundo uno motito para pasar el día en la playa y almorzar en el lugar.





Hue

La distancia desde Hoi An hasta Hue es de unas cuatro horas en colectivo asi que salimos temprano a la mañana y llegamos al mediodía.

En Hue lo mas interesante para ver es la ciudad amurallada donde se extendía el imperio de la dinastía Nguyen que gobernó desde el siglo XIX hasta el año 1945 y donde Hue fue capital de Vietnam. En todos los increíbles edificios, palacios y residencias que existen en la ciudadela se puede apreciar la gran influencia china en el país. Actualmente todo el lugar está restaurando y no hay muy buenas rutas o caminos para seguir y conocer la ciudadela. Lamentablemente este lugar fue dañado por las bombas durante la guerra, pero igualmente se puede observar la majestuosidad y el colorido de los edificios y los lagos llenos de plantas y flores de loto que se pueden encontrar en cualquier parte de Vietnam.




Hanoi

Mientras esperábamos a que saliera el bus conocimos a una pareja de argentinos, Bibiana y Sergio, que andaban viajando después de haber trabajado por un año en Nueva Zelanda. Enseguida hubo buena energía entre los cuatro y nos pasamos varias horas en el colectivo hablando y hablando. Además creo que los cuatro necesitábamos hablar en castellano. Al igual que nosotros hace más de un año ellos dejaron todo en Argentina para largarse a cumplir su sueño y conocer nuevas formas, costumbres y culturas.

El micro llegó a Hanoi y las dos parejas nos separamos para ir a diferentes hoteles pero quedamos en comunicarnos para cenar en la noche.

Después del desayuno nos tomamos un taxi hasta una agencia de viajes donde pagaríamos un tour en crucero a Halong Bay. Al parecer el taxista no sabía muy bien donde estaba el lugar donde queríamos ir y nos dejó en una calle principal. Además nos cobró de más porque el taxímetro marcaba muchísimo más de lo que siempre pagamos en Vietnam por casi la misma distancia. Aunque le dijimos en la cara de que ese no era el precio y lo que estaba haciendo estaba mal, el nombre no contestó y miró para otro lado. Finalmente le di la plata y me bajé del taxi diciéndole que esperaba que le sirviera para comprar comida. Allí comenzó una odisea para saber a donde estaba la agencia. Para empezar nadie hablaba inglés en la zona y tampoco tenían idea como donde estaba la dirección que buscábamos. Entramos a un taller mecánico y una chica de la oficina de administración trataba de ayudarnos cuando el dueño del lugar, o eso parecía, le dijo en vietnamita y con muy mala cara que no hablara más con nosotros. La pobre chica se quedó callada y nos hizo señas para que nos fuéramos. Al final llegamos a otra agencia de viajes y allí pedimos si podían llamar por teléfono al lugar donde debíamos llegar y la mujer de la recepción accedió muy amablemente. A los cinco minutos un joven nos pasó a buscar y nos llevó a la agencia que sólo estaba a tres cuadras para pagar.

La ciudad nos pareció bastante sucia y ruidosa y no nos dieron muchas ganas de recorrerla asi que sólo nos quedamos sentados en el banco de una plaza mirando el lago. Mientras descansábamos se nos acercó una chica vietnamita comentándonos que estaba estudiando inglés y que necesitaba practicarlo con extranjeros. Al principio estuvimos un poco desconfiados pensando que esta chica lo único que quería era ofrecernos algún tour o algo por el estilo. Por suerte nada de eso sucedió y conversamos unos cuantos minutos con ella acerca de como veíamos Vietnam y las diferencias entre el norte y el sur. Es que en este país el sur siempre fue capitalista y el norte comunista y cuando el comunismo trató de tomar el sur fue cuando se desató la guerra con Estados Unidos. En toda la zona del norte El personaje de Ho Chi Minh es muy querido porque fue el que dirigió y llevó a ganar la guerra con EE. UU. Igualmente, en Vietnam lo único que queda del comunismo es la bandera y sistema monopartidario, en absolutamente todo el resto es un pais super capitalista.

Los días que pasamos en esta ciudad no hicimos demasiado porque el calor era agobiante y el lugar no nos gustó mucho. Pero aprovechamos para juntarnos a cenar con la entretenida pareja de argentinos.

Halong Bay

Por dos noches y tres días tomamos un crucero que se salía un poco de nuestro presupuesto pero decidimos hacerlo de todas maneras porque leímos en varios blogs de personas que optaron por hacer los más baratos y terminaron sufriendo el maltrato por parte de los guías o de quienes organizaban el tour. Como ya habíamos vivido algunas situaciones parecidas en Vietnam, sobre todo al norte, no dudamos de que estos relatos fueran verdad.

Absolutamente todo en el tour que tomamos salió a la perfección. Siempre fueron puntuales, el barco era chico pero muy bonito, la comida era increíblemente abundante y exquisita y nos trataron como a reyes.

El paisaje de Halong Bay es indescriptiblemente bello. El mar de un tono verdoso y azulado parece un lago por lo calmo que es y de él emergen cientos y cientos de formaciones rocosas bañadas con plantas y árboles. Andando en kayak pudimos pasar por cuevas que se formaban dentro de las gigantescas rocas del tamaño de cerros en donde se apreciaba la belleza de las estalactitas. Paseando en ese pequeño vehículo que es el kayak  uno se siente libre y rodeado de inmensidad al saber que se encuentra en el medio del mar rodeado de tanta preciosura.





Un día fuimos a una cueva que estaba trepando por uno de las formaciones. Apenas se entra a esta gruta se pueden ver muchísimas formaciones del tipo de estalactitas y estalagmitas que se han iluminado con diferentes e increíbles colores que le dan un toque de perfección y majestuosidad. Meterse allí es como andar paseando por otro planeta.





Vietnam sin dudas es un país interesante y bello. Un lugar donde la gente es más que simpática y amable o increíblemente irrespetuosa y mal educada. Un lugar donde quizás me hubiera servido haber seguido meditando, como lo venía haciendo unos cuantos días después del curso de meditación en India, para poder poner en práctica el no dejarme llevar por mis sensaciones de rabia cuando nos tratan mal. Es que es difícil poder encontrar el momento y lugar para poder meditar cuando se está viajando y compartiendo habitación con el Tata que no disfruta mucho de estas cosas para poder acompañarme. Tal vez retome en Australia cuando tengamos nuestra propia casa.

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