El viaje en
bus desde Belice hasta Chetumal estuvo bastante bien a excepción de cuando
pasamos por la frontera mexicana y la persona que acompañaba al conductor del
colectivo nos informó que si nos demorábamos demasiado en migraciones ellos no
podían esperarnos. Estábamos con una francesa que también viajaba en el mismo
bus y pudimos hacer bastante rápido todos los papeles, asi que corrimos bajo
una lluvia copiosa hacia donde estaría estacionado el colectivo. Ya casi
llegábamos y vimos como el transporte se iba sin nosotros. Por suerte el dueño
de otro bus nos dijo que nos podía llevar hasta la ciudad sin que pagáramos
nada. Llegamos a una estación de servicio y justo estaban en ese mismo lugar el
otro colectivo que nos había esperado. Bajamos los tres muy enojados y le
gritamos de todo mientras ellos nos decían que si queríamos nos podían llevar
hasta la terminal de buses de donde salían a Cancún. Aceptamos la oferta y
después de caminar una 5 cuadras bajo la lluvia nuevamente llegamos a la
terminal.
Estábamos completamente empapados y después de comprar los pasajes
nos dispusimos a ir en busca de algo para almorzar y un baño. En el camino nos
encontramos con Leo, nuestro amigo alemán que vivía en Guadalajara, y nos alegramos
mucho de verlo. Los 4 teníamos que esperar un rato largo hasta que salieran
nuestros respectivos buses asi que aprovechamos para charlar un poco.
Cuando
subimos al bus para Cancún casi nos morimos congelado por lo fuerte que estaba
el aire acondicionado y bajé a buscar una manta para taparnos antes de que empezáramos el
viaje. Como estábamos empapados y el aire estaba tan fuerte le dije al Tata que
se tapara pero él insistió en que no tenía frio.
Fueron unas
7 horas de viaje y después de despedirnos de la francesa tomamos un taxi para
llegar a una estación de servicio donde nos esperaría Paco, el Couchsurfer que
nos hospedaría en su casa. Con las mochilas en el suelo vimos de lejos que Paco
se acercaba y nos saludamos con un abrazo. Ya era un poco tarde y Paco
trabajaba al día siguiente por lo que nos dijo como teníamos que hacer para
llegar a la playa al otro día y nos fuimos a dormir.
Desayunamos
y cerca del mediodía llegamos a la playa “El Mirador”. Sinceramente no
estábamos demasiados ilusionados con la playa de Cancún, creíamos que no sería
nada del otro mundo, pero cuando vimos el lugar no podíamos creer el casi plástico
color celeste y turquesa del agua. Si bien ya habíamos visto muchas playas y
colores de mar este era particular.
Pasamos el día en el lugar y por la noche mientras conversábamos con Paco
llegó Zack, un chico de Guam que se quedaría con nosotros en la misma casa. Zack ya se había quedado en lo de Paco
pero estuvo por 3 semanas en Cuba para descansar de Toño. Resulta que andaba
viajando en bicicleta desde EE. UU. y había formado tan tierna relación con su
bici que le puso el nombre de Toño.
Enseguida hubo muy buena onda entre nosotros y pudimos compartir muchos
momentos con Zack y hasta aprendió a hablar en argentino! Realmente es increíble poder hacer tan increíble viaje en bicicleta.
Como
estaríamos unos 15 días en México decidimos hacer base en Cancún y recorrer el
resto yendo y viniendo.
Isla Mujeres
Lo bueno de
poder hospedarte en la casa de alguien del lugar es que podés conocer la
realidad y costumbres del lugar y además ahorrar plata haciendo las cosas que
realmente valen la pena y de la manera más económica. Cancún es muy turístico y
si bien las playas son bellas y los edificios y hoteles que la rodean también,
esa zona parece una burbuja que poco tiene que ver con la realidad del país y
del distrito. En la zona hotelera todo parece perfecto y de ensueños pero tanto al Tata como a mi nos interesa vivir la realidad de los lugares con lo bueno y lo malo.
Paco nos
aconsejó que lo mejor para ir a Isla Mujeres era tomarnos un taxi hasta Puerto
Juarez y tomarnos un ferry. Esto sería más económico que salir desde donde
salen la mayoría de los turistas de Cancún. Eso hicimos y al llegar a la isla
nos fuimos hacia la punta norte que era más tranquila. El lugar era muy lindo y
el mar era claro y tranquilo, justo para poder relajarnos. Nos sentamos en la
sombra de una palmera y al ratito y casi con música de mariachis apareció una
familia completa de mexicanos, hijos, tios, padre y abuelos a sentarse a
nuestro lado. La paz se había terminado pero bueno, era lógico que sucediera ya que la playa no
es nuestra. Mientras almorzábamos a una de las nenas se le ocurrió que era una
muy buena idea atrapar pequeños peces en un vaso plástico y a su hermanito le
pareció genial tirarle una roca a una de las iguanas que estaba cerca. El Tata
cuando vio al nene lo retó y por suerte herró el tiro. Los padres no le dijeron
nada asi que nos dimos cuenta que era mejor irnos a otro lado antes de terminar
peleando con toda la familia. estas situaciones me ponen muy nerviosa porque odio el maltrato animal y creo que todos debemos respetarnos y darnos espacio así seas una pequeña mosca. Como llevábamos una cama de agua que nos había
prestado Paco estuvimos toda la tarde acostados en el agua. Poder relajarnos y disfrutar del momento se ha vuelto algo básico para nosotros. Este viaje nos ha enseñado que lo más importante es sentirnos bien ahora, en el presente mismo.
Playa del Carmen
Ya
estábamos un poco más acostumbrados a los recorridos de los colectivos,
horarios y frecuencias y tomamos un bus para Playa del Carmen que estaba a unos
40 minutos de Cancún. El paraíso de los argentinos estaba en ese lugar!! Había
mates por todos lados y pelotas de futbol.
Ya
estábamos un poco cansados del sol y sobre todo porque en México pega
fuertísimo asi que fuimos a alquilar una sombrilla. Como nos pareció bastante cara al
Tata se le ocurrió comprar una y la podríamos usar no sólo ese día sino los restantes. Comimos un
calzoni en un restaurante italiano y mientras yo lo esperaba, el Tata caminó
como 30 cuadras para llegar al lugar donde vendían las sombrillas. Volvió caminando
un poco cansado pero con una sonrisa de oreja a oreja y con nuestra sombrillita
amarilla en la mano.
Empezamos a
instalar nuestra nueva adquisición en la playa y parecía desarmarse poco a
poco. Las punta del palo para clavar en la arena se salía, el sombreo no abría
con el viento y el seguro para trabar la altura de la sombra estaba roto. Nos
pusimos de mal humor y después de dejarla mas o menos estable nos metimos al
mar. Al cabo de unos minutos ya nos estábamos riendo por tan mala compra aunque
esa tarde la sombrillita se la aguantó bastante bien.
El mar de
Playa del Carmen no nos gustó mucho
porque estaba bastante revuelto pero de todas maneras la pasamos muy bien en la
playa jugando a nuestro juego preferido de adivinar lo que piensan hacen o
viven las personas que nos rodean. Algunas veces miramos a una pareja y
adivinamos lo que les gusta hacer juntos, si hace mucho que se conocen, si ella
está con él por interés, o si algún chico quiere conquistar a una chica y que
estrategia está usando. Aunque suena tonto nos divierte mucho.
Al
atardecer caminamos por la calle Quinta, muy famosa en Playa del Carmen, y
disfrutamos de las luces y restaurantes, uno más bello que el otro, aunque
nosotros comimos en un puesto de tacos en la calle porque nuestro presupuesto
no alcanzaba para tanto.
Tulum
Salimos
desde Cancún en el mismo bus que nos había llevado hasta Playa de Carmen pero
esta vez el viaje sería un poco más lejos. El sol estaba radiante cuando
llegamos a las ruinas y caminamos bastante bajo el sol que nos hizo transpirar
como nunca. Las ruinas son bellas y contrastan con un fondo de playa y mar azul
que impacta. Imaginarse la vida de los Mayas en ese lugar creo que es interesante. Se me pasaba por la cabeza que habrán pensado ellos de esta hermosura turquesa que los rodeaba pero no podía saciar su sed de ninguna manera. Tal vez veían al mar como un dios ostentoso y traicionero.
Aunque hacía mucho calor disfrutamos mucho de la caminata y
después de la playa antes de partir hacia un cenote que quedaba camino a
Cancún.
Cuando
llegamos al lugar no quedamos muy sorprendidos, creo que no era lo que
imaginábamos. El agua era fresca y muy clara y los peces podían verse desde
arriba del agua pero teníamos otra imagen mental acerca de los cenotes que no
era lo que estábamos viendo. Pensábamos que era como una especie de agujero
redondo en la tierra con agua turquesa y plantas muy verdes. Igualmente lo disfrutamos mucho y aprovechamos para refrescarnos.
Le dijimos
a Paco que teníamos muchas ganas de conocer un poco más de la cultura y arte
mexicana ya que en Cancún no se puede ver mucho de eso por lo nueva que es la ciudad.
Paco nos recomendó una pequeña ciudad que queda como a media hora de las ruinas
de Chichen Itza y para allá fuimos.
Lo primero
que hicimos fue recorrer por 3 horas las ruinas y nunca hubiéramos imaginado
que eran tan extensas! Las pirámides son grandísimas y pudimos ver los cenotes
que están adentro del predio y la famosa cancha donde los incas jugaban a la
pelota. Caminamos mucho bajo el sol y sin haber almorzado el cansancio se adueñó
de nuestros cuerpos. Justo cuando ya habíamos recorrido las ruinas llegó una
refrescante lluvia que nos empapó de cuerpo entero. Subimos al bus que nos
llevaría a la ciudad de Valladolid totalmente mojados y muy cansados por la
caminata bajo el desgastante sol.
Arribamos
al hostel que habíamos visto por internet y quedamos fascinados con el lugar!
Todo era muy al estilo mexicano con pinturas y dibujos de esqueletos vestidos,
es que en México se le rinde culto a los muertos y a la muerte. Todo estaba pintado
de colores y la habitación fue una de las mejores donde nos hemos hospedado.
Esa noche
yendo desde el baño a la habitación nos encontramos con una cucaracha que es la
más grande que hemos visto en toda nuestra vida. Medía aproximadamente unos 8
centímetros de largo por 5 de ancho! Algo increíble y nunca visto…
Al día
siguiente recorrimos las calles de la ciudad y visitamos una iglesia y un museo
justo al lado. Pudimos apreciar mucho acerca de la cultura mexicana y sobretodo
del arte. Todo está lleno de color, esqueletos sonrientes y mariachis. Me
encanta el arte mexicano, creo que es el tipo de arte que me gusta,
desestructurada y muy colorida.
Cerca del
mediodía alquilamos unas viejas bicicletas y fuimos a un cenote que quedaba a
20 minutos de la ciudad. La entrada al lugar era muy barata. Apenas llegamos
bajamos unas escaleras que nos llevaban debajo de la tierra y descubrimos un
paraíso subterráneo. Por encima había un hueco por donde se
asomaba el sol, las nubes y el cielo. Las raíces de los árboles caían hasta las
aguas profundas de casi 70 metros y de color turquesa pero claras al extremo,
formando una especie de nuevos árboles rodeados de enredaderas verdes. Los
peces negros con tonalidades en azul nadaban con nosotros en ese oasis divino. Estar
en ese lugar era casi surrealista.
Después
disfrutamos de la piscina y de un almuerzo suculento. Regresamos las bicis y
partimos hacia Cancún.
Nuestra
estadía en México estuvo rodeada de belleza y gente fantástica. Paco fue más
que amable con nosotros al recibirnos y abrirnos su corazón y compartir con
nosotros experiencias que nos ayudaron mucho en nuestro viaje. En su casa
además de compartir con varios viajeros pudimos conocer a Zack con quien reímos
a más no poder!
Ya llevamos
casi 4 meses de viaje y mis miedos a que mi relación con el Tata se desgastara
por estar tanto tiempo juntos han desaparecido por completo. Ahora más que nunca
siento que somos los compañeros perfectos y que podemos ayudarnos a disfrutar
el uno del otro sin ataduras que suelen tener la mayoría de las parejas. Siento
que somos libres compartiendo nuestra vida juntos.
Mas fotos en: www.facebook.com/tonatatatour
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Relajarnos a la sombra de una palmera,¡¡¡caraduras, no tienen verguenza!!de que se van a relajar.Menos mal que la sombrilla salió mala,que confundiste una tortuga con una cucaracha,que los tacos son caros, porque de no ser así de que cornos van a hablar!!!Por lo que aprecio están tan relajados que ya tengo envidia.Espero que al final del camino todo salga tan bien que termine odiandolos.muchos besos y avanti.
ResponderEliminarjajajaja!!!! Por suerte todo va bien! Aunque perezca raro aveces se extraña la rutina y cansa un poco viajar pero es un cansancio hermoso!
ResponderEliminarUn beso grande!