miércoles, 1 de agosto de 2012

Nicaragua, todo lo malo tiene su bueno…

San Juan del Sur


Llegamos a Nicaragua y entrando en la frontera un personaje se nos pega y nos pide que colaboremos con un poco de dinero para brindarnos las tarjetas de entrada al país que son, supuestamente, gratis. Le contesto que ya nos robaron en Costa Rica y que no le iba a pagar agarrando la tarjeta de su mano. Él me mira y me muestra una identificación que colgaba de su cuello y yo le digo: “Ah! Es que acá son ladrones autorizados!” Lo que quería este chico es que nos tomáramos un taxi con él y no se despegaba de nuestro lado mientras hacíamos las filas para entrar. El Tata le da unas monedas para que se vaya y nos deje tranquilos. Pagamos los U$S 13 para entrar al país, lo cual nos pareció casi una locura, y partimos a tomarnos un bus hacia San Juan del Sur. Conseguimos rápido un colectivo que nos dejó en un cruce para tomarnos otro. En ese cruce charlamos un rato con una familia que nos preguntó un poco acerca de nuestro viaje y el papá nos dijo que había tenido un día malo asi que compartimos experiencias contándole lo del robo en Costa Rica. El bus llegó y nos despedimos deseándonos que nuestra suerte cambie. Desconozco si para el papá de familia su suerte cambió pero la nuestra si! 

Dejamos nuestras mochilas en un hostel barato y sinceramente espantoso porque ya estábamos muy cansados por el día agitado como para seguir buscando y además nos dio un poco de pena decirle que no al humilde dueño del lugar. Igualmente acordamos con el Tata que sólo sería una noche y que buscaríamos otro hostel  para el día siguiente. Salimos a almorzar como a las 16.00 hs y después pasamos por un cyber a chequear nuestros mails y nos encontramos con una grata sorpresa al ver un mail de la compañía que nos brinda el servicio de atención médica en el viaje informándonos que un nicaragüense había encontrado mi mochila tirada y dejaba todos sus datos para que nos contactáramos con él. Enseguida hablé por teléfono con él y me comentó que había encontrado la mochila en la zona donde vive, cerca de Playa del Coco, y gracias a una credencial que portaba la mochila se pudo comunicar con la compañía de asistencia médica. No tenía palabras para agradecerle lo que había hecho y quedamos en comunicarnos nuevamente para decirle como haríamos con el envío de la mochila.

Al siguiente día nos mudamos a un hostel frente al mar de construcción muy al estilo caribeña, con estructura de madera y habitaciones que rodeaban a un patio con plantas. Los techos eran a dos aguas y blancos al igual que las puertas y marcos mientras que las paredes eran verdes claras. En el frente y mirando al mar habían un par de sillas mecedoras ideales para contemplar los atardeceres. Aproveche para ir hasta el correo a preguntar por el envío de mi mochila y me comentaron que el mismo tardaba unos 12 días ya que desde Costa Rica va a EEUU y de ahí a Nicaragua y si quería algo más rápido me salía alrededor de U$S 100. Era mucho más barato volver a Costa Rica a buscarla que pedir el envío. Le llamé a Oscar, el salvador de mochilas, y le comenté que estaría en Liberia al mediodía del día siguiente y él me dijo que nos podíamos encontrar en la plaza de la ciudad. Como a las 11 de la mañana nos fuimos hasta una playa cerca del lugar con un instructor de surf porque el Tata tomaría una clase. Primero le enseñaron con la tabla sobre la arena como debía hacer para pararse y la postura correcta y después pasaron al mar. Tengo que decir que se veía hermoso tratando de surfear y a pesar de algunas caídas lo hizo muy bien. Pasamos el día en el lugar y llegamos a la tarde al hostel a bañarnos y descansar un  poco antes de salir a cenar.



Era el día en que me rencontraría con mi mochilita azul asi que nos levantamos temprano y el Tata me acompañó hasta la parada del bus algo preocupado porque viajaria sola. Le dije que todo iba a estar bien y me subí al colectivo para llegar hasta la frontera. La mañana estaba fresca y corría una brisa hermosa. Cuando llegué a la frontera bajé del colectivo y se acercó otra vez uno de estos personajes que te quieren sacar plata ofreciendo la tarjeta de salida del país. Esta vez no me sacaría ni un centavo. Le arranqué la tarjeta de la mano y le dije que no le iba a pagar nada. Escuché que desde atrás me llamaba pera que le pagara pero no volteé ni un segundo y fui directo a sellar el pasaporte. Seguí caminando y cuando estaba por cruzar para Costa Rica un agente de migraciones y dos policías me detienen informándome que no se podía pasar a Costa Rica porque la presidenta había decidido cerrar la frontera por un acto inaugural de migraciones. Esto me pareció ridículo ya que estaría cerrada por varias horas y que iba a hacer yo ahí!? Alegué que tenía un vuelo que tomar y que lo perdería pero no funcionó. Terminé peleándome con todos en la frontera, aunque parecía que era la única loca que creía que esta situación no estaba bien. El resto de las personas sólo mitraban con cara de resignación. Este creo que es otro claro ejemplo de que a la mayoría de los presidentes no les interesa lo que realmente les tiene que interesar… la gente! Busqué un teléfono para llamarle a Oscar, y aunque no fue fácil, lo encontré. Le dije que tendríamos que encontrarnos más tarde de lo previsto por este inconveniente y quedamos en que el horario sería como a las 15.00 hs. Lo que me preocupaba era poder avisarle al Tata que estaba atrasada pero encontrar internet en ese lugar era prácticamente imposible. No había ningún cyber y decidí entrar a un banco para que me prestaran internet pero tampoco tenían acceso. La empleada del banco me dijo que podía ir hasta migraciones y pedir prestado ahí. Una mujer de limpieza me acompañó hasta el lugar donde finalmente me prestaron internet. Esperé unas 3 horas y la frontera se abrió. Era un mundo de gente el lugar donde sellan los pasaportes pero fue relativamente rápido. El problema llegó cuando tuve que subir al bus que me llevaría hasta Liberia. La gente ya casi no entraba dentro del colectivo y me dispuse a viajar parada bañada en transpiración. En la ruta la gente seguía esperando el colectivo que no había pasado por tanta demora y como el próximo no salía si no hasta dentro de 2 horas más, el conductor se apiadó de estas personas y los subía aplastándonos cada vez más y más. Después de un rato conseguí un asiento y me quedé dormida.

Llegué a Liberia, almorcé un sándwich y me quedé esperando en la plaza a Oscar. Ya eran las 15.15 y Oscar no aparecía. Entonces empecé a pensar que tal vez me había equivocado de plaza asi que llame a su celular y me atendió su mamá diciéndome que Oscar se había olvidado su teléfono. Apenas corto la comunicación veo a un chico morocho con mi mochila azul en la mano. Lo abracé fuerte y le agradecí por su actitud. Mi idea era invitarlo a almorzar pero como todo se demoró no pude hacerlo ya que si no me apuraba no conseguiría ni bus ni taxi para ir desde la frontera de Nicaragua hasta San Juan del Sur.

Crucé nuevamente la frontera y después de sellar el pasaporte me subía al taxi de un señor que se mantuvo a mi lado desde que entré. A esa hora ya no había buses y además al oscurecer se pone bastante peligroso el lugar. El taxista era muy simpático y hablamos varios temas durante el viaje. Yo le pregunté acerca de la revolución de Nicaragua y lo primero que se le vino a la cabeza fue cuando tuvo que entrar en el ejército para combatir en la guerra contra EEUU que pretendía adueñarse del país. Esto sucedió unos 7 años después de la revolución y el taxista tenía tan sólo 15 años y estuvo combatiendo hasta los 25. El me contó como muchas veces lloró, como mataban a “los gringos”, como los entrenaban y como sufrió. Me intrigaba saber como había hecho para insertarse en la sociedad después de 10 años en la guerra y de haber matado personas. Nunca contestó mi pregunta, sólo seguía hablando de otros temas como queriendo escapar a ese cuestionamiento.

Al fin llegué al hostel donde me esperaba el Tata y lo abracé con ganas. Salí casi corriendo a la ducha y caí rendida en la cama.

Al siguiente día nos levantamos y mientras desayunábamos nos encontramos con Gonzalo, un español que también se alojaba en el hostel, quien nos comentó que estaba por salir a Ometepe justo donde nosotros íbamos esa mañana. Decidimos irnos juntos y encontrarnos en la parada de colectivo. Al subirnos al bus conocimos a Julieta, argentina,  que también había quedado en encontrarse con Gonzalo ese día.

Ometepe

Después de 2 buses nos tomamos un ferry que nos llevó hasta Ometepe. Una vez ahí nos dirigimos en otro colectivo hasta Charco Verde donde nos hospedaríamos. Caminamos unos cuantos minutos hasta llegar al hostel que quedaba a la orilla del Lago Nicaragua donde se ubica la isla de Ometepe. Esa tarde compramos algo para comer y preparamos unos ricos mates gracias a que Juli tenía casi todos los implementos necesarios y nos sentamos a la orilla del lago a ver caer el atardecer. Disfrutamos mucho de una larga charla y la noche llegó junto con el hambre. Nos dirigimos al restaurante del hostel pero habían cerrado hacía ya unas horas y no había nada alrededor para ir a cenar, asi que decidimos irnos a dormir. El Tata, aunque mucho hambre no tenía, no podía entender en su mente como podía ser que no cenáramos.

A la mañana nos encontramos temprano para tomar un colectivo hacia uno de los dos volcanes que se encuentran en la isla. Por unos minutos llegamos tarde y tuvimos que tomar un taxi hasta el lugar. Empezamos la subida sin guía y todo iba bastante bien hasta que el camino empezó a hacerse más barroso y resbaladizo. Ya habíamos subido bastante pero faltaba un trecho largo todavía. Lo que nos preocupaba no era seguir subiendo si no como íbamos a hacer para bajar por el sendero repleto de lodo. Nos pareció que la mejor idea era comenzar el descenso porque mientras más subiéramos más iba a ser lo que tendríamos que luchar para bajar. Creo que la vuelta fue mas larga que la ida tratando de evitar un golpe resbalando en el barro. Estábamos llenos de barro por todos lados y apenas llegamos al hostel nos bañamos enseguida. Esa noche cenamos temprano para evitar perdernos una vez más de la comida.





Era el tercer día en Ometepe y nuestra partida también. Salimos temprano, y  después de 1 colectivo, un ferri y un taxi nos despedimos de Juli  que seguiría en bus hasta Granada y junto con Gonzalo nos tomamos otro taxi a esa misma ciudad. Arreglamos un precio sensato con el taxista para ir los 3 hasta Granada y apenas arrancamos el viaje el sujeto se para para tratar de convencer a otra persona que fuera con nosotros tratando de ganarse unos dólares más. Nos pareció una falta de respeto esta actitud y Gonzalo salió del auto y gritando le exigió que volviera y nos llevara tal y como habíamos acordado. Cuando el taxista estuvo adentro del auto Gonzalo le dijo que estaba muy enojado y que no era eso lo que habíamos hablado. El conductor no dijo nada y siguió manejando hasta Granada. Ya en la ciudad nos despedimos también de Gonzalo porque nosotros seguiríamos ruta hacia la ciudad de León.

León

Para llegar hasta la terminal de donde salían los buses tuvimos que atravesar un mercado gigante e inmundo lleno de puestos callejeros que olían desde verdura podrida a carne descompuesta. Contuve un par de veces la respiración para no vomitar y al fin llegamos al colectivo que estaba a punto de partir. El bus era muy chico y el viaje largo. Paramos en todos lados subiendo a más y más gente. Estábamos sumamente apretados pero llegamos con éxito a Managua, capital de Nicaragua, para tomarnos el últimos bus del día hacia León. Bajaron nuestras mochilas del techo de la buseta y estaban totalmente empapadas. Es que ese día llovió bastante y la persona que colocó las mochilas en el techo fue tan “astuto” que en lugar de colocarlas con el forro para el agua hacia arriba las puso boca abajo dejando que se mojaran enteras. Ya estábamos cansados de ir y venir y de subir y bajar de distintos transportes pero juntamos fuerzas y esperamos el últimos bus. Por suerte el colectivo fue rápido hasta león y al llegar conseguimos un hostel rápido. La idea era quedarnos en el lugar por un día y luego seguir hasta Honduras asi que al día siguiente antes de ir a la playa pasamos por una agencia de turismo a comparar unos pasajes hasta el país vecino. El servicio incluía no solo el traslado hasta Honduras, sino un taxi que nos buscaba en el hostel y nos dejaba en la terminal y además un desayuno y agua. Ese día fuimos a la playa a relajarnos un poco después de tanto viaje. El lugar era tranquilo y sobre la costa no había muchos turistas asi que teníamos la playa casi para nosotros solos.



A las 5.15 hs estábamos en la puerta del hostel esperando al taxista ya que en la agencia nos dijeron que el taxi llegaría entre las 5.20 hs y las 5.50 hs. Eran casi las 5.40 y el conductor no aparecía, asi que lo llamamos a su celular que estaba anotado en los tickets pero estaba apagado. A las 5.50 decidimos salir a tomar un taxi puesto que el colectivo salía a las 6.00 y si seguíamos esperando no llegaríamos. Apenas llegamos a la esquina paramos un taxi y subimos las mochilas en el baúl. Estábamos por entrar al auto cuando veo a dos personas sentadas en la parte de atrás totalmente borrachas, me enoje un poco con el taxista que nos hacía subir con esta gente pero ya era tarde como para esperar otro taxi. Unas cuadras después los dos borrachos se bajan y nosotros seguimos viaje a la parada de bus. Llegamos al lugar y justo cuando bajábamos las mochilas del baúl el Tata le dice al taxista que ese no era el lugar que le habíamos indicado ya que decía el nombre de otra empresa de buses. Entonces le preguntamos si sabía donde quedaba y obviamente respondió que no. En ese momento sentí que la rabia me subía y me quemaba la garganta. Como cada vez que me enfurezco siento un calor en mi garganta y un gusto horrible en la boca. Le dije que nos llevara  a la agencia donde habíamos comprado el ticket mientras maldecía a todo el mundo. Llegué al lugar y comencé a golpear la puerta como si la fuera a derribar. Sabía que era domingo y muy temprano asi que la agencia estaba cerrada pero había visto el día anterior que la misma se conectaba a una casa que suponía era de los dueños. Mientras yo golpeaba la puerta el Tata negociaba con el taxista que le quería cobrar de más. Esta vez el Tata me dejó expresar mi ira porque creo que era la única opción para que nos atendieran. El es mucho más político que yo y reconozco que muchas veces es mejor solucionar las cosas de esa manera que de la mia. Pero ese día me tocaba a mi! Me atendió una viejita y le dije que tuvimos un problema con la agencia y que si no lo solucionaban llamaba a la policía. La viejita dijo que ella no era de la agencia y yo le contesté que la había visto sentada en el local el día anterior. En ese momento sale una mujer más joven y también llega a escena el taxista que supuestamente nos tenía que buscar por el hostel con el desayuno en la mano. El conductor decía que el había llegado en horario mientras el dueño de la agencia se hacía presente con su ropa de cama. Yo no paraba de gritar hasta que todos nos sentamos y el dueño nos dijo que el colectivo que debíamos tomar ya había pasado y que única opción era que saliéramos al otro día. Le dijimos que nos parecía bien pero que el costo del pasaje corría por cuenta de ellos como asi también la noche de hotel. El dueño nos dijo que nos llevarían devuelta al hostel y que a las 10.00 hs iría al lugar con una respuesta mas firme desde la agencia central en Managua.
Eran las 10.15 hs y el tipo no aparecía, otra vez la furia brotaba hasta que lo vimos entrar en el hall del lugar. Nos trató muy amablemente y nos explicó que el costo del pasaje lo debía asumir él y que era demasiado para él asumir el costo del hostel. Realmente lo vimos sincero y nos dio pena pedirlo la parte del hostel más sabiendo que no había sido culpa de él si no del taxista. Aceptamos el arreglo y quedamos en encontrarnos al día siguiente a las 5.30 hs.

Ese día paseamos un poco por la ciudad y de casualidad pasamos por el museo de la revolucion (Frente Sandinista) de Nicaragua y nos invitaron a pasar. Lo que ví y escuché en ese lugar fue sin duda una de las cosas más fuertes e increíbles que he vivido. Tanto el guía como las personas que mantienen el lugar son los mismos ex guerrilleros. Mientras Cesar, el guía, nos cuenta la historia del movimiento sandinista para liberar al pueblo de la represión militar y la opresión ejercida desde EEUU se me pone la piel de gallina al saber que estaba escuchando a un guerrillero, que no sólo fue torturado por los militares y a quien le asesinaron a su madre y hermanos, si no que también participó de la guerra entre militares y guerrilleros que terminó sacando del poder a la dictadura. La revolución nicaragüense fue diferente a la que se vivió en mi país porque en Nicaragua se produjo una guerra literalmente entre los jóvenes guerrilleros y los militares, en cambio lo que sucedió en Argentina no fue guerra, fue represión a gente que ni armas tenía para defenderse. En las fotos que vimos en el museo se apreciaba a los jóvenes de 16 años con bombas molotov y ametralladoras defendiendo su libertad de expresión y acción. Hasta el mismo Cesar estaba en una de ellas.



Al siguiente día todo salió a la perfección y pudimos tomar el colectivo hacia Honduras.

Este tema de la mochila robada, mi propio conocimiento como persona y un mail que hace unos días leí de un amigo, con el cual comparto algunas ideas, me ha hecho pensar que lo bueno y lo malo vive dentro de todas las personas. Nadie es absolutamente bueno y nadie es absolutamente malo. Lo malo y lo bueno se mezcla para enseñarnos cosas, para aprender y elevarnos. Lo bueno y lo malo es parte de la vida. Algo así como la teoría del Ying y el Yang. Creo que viéndolo de esa manera, que no es fácil de expresar en palabras, uno empieza a entender la maldad porque uno mismo es malo también. De a poco vamos perfeccionándonos y necesitamos de este juego que nos plantea la vida para poder lograrlo.

5 comentarios:

  1. hola cordoba m alegro lo d tu mochila..viste q keda algo d gent buena....hermoso tu relato como siempre les mando saludos cuidens muchooo....esther

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  2. Para ser sintético, todo lo malo tiene su bueno. (no estoy copiando,es así).como siempre hermoso tu relato. besos.

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  3. Ceci, muy buenos tus relatos !!!! te felicito, y los felicito a ambos por la hermosa decisión que tomaron en su vida.- La verdad que los lectores, sentimos que estamos viajando con Uds. mucha suerte !!! Besos ( Betty, la mamá de Javi )

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  4. UHH AMIGOS CUANTAS HISTORIAS Y LAS Q FALTAN AUN!! ME ALEGRO ESTEN BIEN!! LES DEJO UN ABRAZO ENORME!! BESOS LOS QUIERO

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  5. Gracias a todos por seguirnos y estar presentes en todo momento de nuestro viaje!!! Besos!

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